jueves. 25.04.2024

Dreamland, ¿pelotazo con lacito o proyecto de futuro?

Visita de activistas a la ubicación propuesta para Dreamland.

La sociedad majorera no quiere Dreamland en ese sitio. No hacen falta encuestas ni votaciones. Hay una prueba irrefutable, la desbandada política. Resultó que no eran solo unos pocos alborotadores, y que a la gente le interesa el territorio, la naturaleza y el paisaje de Fuerteventura. Los partidos en contra, se refuerzan, y entre las filas de los favorables, algunos ya salen corriendo. Se acercan las elecciones, y han sentido en sus carnes que el sentir popular les puede afectar.

Recapitulemos. El Cabildo insular aprobó este lunes, por primera vez en la historia, un interés insular de iniciativa privada. A favor, el PSOE, el presidente, los consejeros de Podemos, y algunos cuyo partido se desconoce. En contra, CC y PP. Lo repitió el secretario hasta cansarse, "es una decisión discrecional", lo que quiere decir arbitraria, política. Pudieron haber dicho no, y aquí se terminaba el asunto. O también, como propuso el PP, pedir al promotor que proponga otro suelo. Algo en que, a tenor de los argumentos planteados, podrían haber estado de acuerdo, pues parece haber unanimidad en que el proyecto puede ser positivo, y se discrepa únicamente en su ubicación. 

Los partidos que votaron sí, resultaron convincentes explicando que "es bueno para la isla", "se abre un proceso de información pública", "sí al progreso, a las oportunidades para las generaciones futuras, y a la diversificación económica", dijeron. Aunque luego recularon con los "todavía no está aprobado el proyecto", "aún se puede modificar", e incluso "en realidad no nos gustaría que se haga en ese sitio".

Por último aparecieron los que hasta ahora callaban. Los peores de todos, porque se suben al carro ante el clamor popular. En su mano está demostrar que no son solo unos oportunistas, pues si tienen algo que aportar, podrán hacerlo presentando alegaciones o alternativas.

A favor de quienes defienden lo aprobado, está la norma que regula el interés insular y autonómico. El artículo 123 de la Ley del Suelo, establece claramente que el órgano competente, en este caso el Cabildo, tiene potestad para establecer modificaciones al planteamiento inicial del promotor. Incluso para rechazarlo al completo. Pero la clave está en que habrá que justificarlo.

Para que quede claro, y evitar como hasta ahora acusaciones de manipulación, a quienes sencillamente hemos intentado informar sobre un asunto que en gran parte se desconocía, pues hasta ahora, los promotores solo han presentado el proyecto a los consejeros del Cabildo que lo votaron, y a algunos partidos políticos, aunque no a todos.

Se explica otra vez, no pasa nada. Dreamland no va en el Parque Natural. Según los planos del propio promotor, su ubicación se propone en un suelo rústico común, situado entre un kilómetro y 400 metros de espacios protegidos como las Dunas de Corralejo, una zona ZEPA (Especial Protección para las Aves) y la zona ZEC (de Especial Conservación). Y sí, como también se argumenta, está más cerca de la autovía, a unos 150 metros, que de las dunas. También tienen razón cuando dicen que la autovía es un espacio antropizado. Por supuesto, pero con una diferencia, una autovía es una infraestructura pública, y lo suyo un proyecto privado, en una zona donde los miles de visitantes que por allí circulen, se encontrarán con esa urbanización entre la carretera, el malpaís, las dunas y Lanzarote.

Plano presentado por el promotor ante el Cabildo, en el expediente de interés insular de Dreamland de 2021.
Plano presentado por el promotor ante el Cabildo, en el expediente de interés insular de Dreamland de 2021.

El impacto visual parece indudable, y además es algo que no corrigieron a petición del Órgano Ambiental, al margen de otros impactos ambientales que habrá que determinar, si los hubiera, durante el procedimiento iniciado.

¿Qué podría ser muy bueno para Fuerteventura? Por supuesto. Es más, les hago propaganda. Platós de cine, realidad virtual, formación para los jóvenes, anfiteatro para eventos, zonas comerciales, un "hub audiovisual", le llaman de últimas... Todo eso sería positivo, sin ninguna duda. Es más, si algo han conseguido los promotores, e igual no lo valoran lo suficiente, es convencer a la gente de que el proyecto sería bueno para la isla.

Enfrente están los colectivos ambientales, diciendo que Dreamland es un pelotazo, de los de toda la vida, vestido con el lacito del progreso y la diversificación. Argumentan que se compró la parcela a 50 céntimos el metro cuadrado, y que ahora vale millones. También dudan de la propia inversión, pues los promotores condicionan la ejecución del proyecto a la obtención de fondos europeos Next Generation, con lo que al menos, una parte de Dreamland, se haría con dinero público. 

Y no sé quién tiene razón, de verdad que no. Si consiguen esos fondos, e implantan los servicios que prometen, ¿por qué no? Pero una cosa sí está clara, y es que ni los promotores en la documentación aportada, ni las asociaciones empresariales que defienden el proyecto, han explicado nunca, en ningún momento, por qué tiene que ser ahí, en esa parcela en concreto, y no en otra.

La realidad es que hace una semana, el suelo rústico donde se plantea Dreamland no se podía construir, y ahora sí se puede. De eso va el interés insular, de declarar proyectos como estratégicos por encima del planeamiento, gracias a la existencia de esa norma, y a que los majoreros, a través de nuestros representantes en el Cabildo, les hemos dado ese privilegio.

Ubicación aproximada de Dreamland, entre la autovía y el Parque Natural de las Dunas de Corralejo.
Ubicación aproximada de Dreamland, entre la autovía y el Parque Natural de las Dunas de Corralejo.

Hasta ahora, desde que Dreamland se hizo público hace casi dos años, el promotor no ha movido el proyecto ni un centímetro. Veremos si están dispuestos a hacerlo en el futuro. Eso sí, ya no será una decisión política, como ha sido la declaración de interés insular. Si el proyecto se modifica o no, dependerá de las alegaciones que plantee la sociedad, colectivos, los partidos que dicen estar en contra –veremos si lo hacen-, de si estas se tienen en cuenta o no, en las determinaciones técnicas que puedan plantear los distintos departamentos del propio Cabildo, o de las salvedades que establezca el Órgano Ambiental Insular.

Este último, en la consulta previa solicitada por el presidente, fue contundente con los promotores, pues consideró por unanimidad de todos sus miembros que el interés insular no estaba acreditado en esa zona sin urbanizar. Aunque también, en ese momento, el debate no estaba en la opinión pública, ni había alcanzado las dimensiones que tiene ahora. Los técnicos que componen este órgano, designados algunos de ellos por los mismos que levantaron la mano, en adelante estarán sometidos a una enorme presión.

Todo eso se verá cuando el expediente salga a exposición pública. Ahí tienen razón, todo el mundo podrá ver el proyecto y conocer sus detalles. Sin embargo, la novedad del procedimiento, y la más que previsible opción que tiene el promotor de defender con uñas y dientes el derecho adquirido, hacen que nadie sepa cómo va a terminar esto.

¿Será Dreamland un proyecto generador de riqueza, diversificación, oportunidades para las jóvenes y empleo de calidad, o como decía el portavoz de Podemos durante el primer debate en el Cabildo, allá por enero de 2021, tiene "el riesgo de quedarse por el camino, condenando a futuras generaciones a convivir con nuevos esqueletos de bloque y acero salpicando el horizonte de Fuerteventura"? Yo, desde luego, no lo sé. Lo que sí se es que nuestros representantes deben estar para solucionar problemas, y no para crearlos. Y este proyecto, en mi humilde opinión, tal y como se ha planteado, podría traer problemas. 

Dreamland, ¿pelotazo con lacito o proyecto de futuro?