El proyecto para la construcción de una ciudad del cine en Fuerteventura, cuya declaración de interés insular se debatirá en el pleno del Cabildo el próximo lunes, no es el mismo que presentaron los promotores inicialmente. Tras solicitar el presidente del Cabildo, Sergio Lloret, el pasado mes de febrero, una consulta sobre el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto al Órgano Ambiental Insular, este se pronunció solicitando importantes modificaciones al documento inicial.
Algunos de los colectivos ambientales de la isla ya se han pronunciado, y han convocado para la tarde de este miércoles una reunión para planificar acciones. Se oponen al proyecto en la ubicación planteada, al igual que otros actores técnicos, como el Órgano Ambiental Insular, han realizado aportaciones al proyecto.
Según el Estudio de Impacto Ambiental recogido en la documentación aportada en esta segunda ocasión al pleno del Cabildo, los técnicos del organismo insular de evaluación ambiental llamaron la atención sobre importantes deficiencias detectadas.
Los autores del informe señalan correctamente que la parcela de 160.000 metros cuadrados se encuentra en suelo rústico común, y que el espacio protegido más cercano está a un kilómetro de distancia (Zona ZEC y Parque Natural de las Dunas de Corralejo), además de continuar considerando "un coste ambiental asumible y con significativo reporte positivo para la población de Fuerteventura".
Sin embargo, los técnicos del órgano llamaron la atención especialmente sobre el impacto paisajístico del proyecto. "A pesar de que el Documento Ambiental contempla un impacto visual mínimo, considerado desde el punto de vista paisajístico, una vez realizadas las distintas edificaciones e instalaciones previstas en el proyecto, para las que se prevé distintas alturas (hasta tres y cuatro plantas en algunos casos), se comprueba que el impacto visual será de muy alto grado, máxime en atención al lugar en el que se va a implantar, lugar nada antropizado y lejos de los núcleos de población, por lo que debería estudiarse la posibilidad de contemplar que las distintas instalaciones y edificaciones se diseñen semienterradas", fue la aportación del órgano.
También cuestionaron los técnicos del organismo la evaluación de los impactos a la fauna, considerando que "el estudio de campo realizado resulta muy limitado, tanto en tiempo, pues sólo se dedicaron dos días en el mes de diciembre, como en cuanto a la superficie estudiada, que se ha limitado estrictamente a la contemplada en la intervención", es decir, que analizaron únicamente la parcela del complejo y no su entorno.
Igualmente, afeaban a los promotores no tener en cuenta la necesidad de utilizar flora autóctona en los jardines de Dreamland, y cuestionaban las alternativas propuestas a la ubicación preferente de los promotores, al considerar que "el documento recoge dos alternativas que se sitúan fuera de la isla de Fuerteventura, y por tanto fuera del ámbito territorial de competencias de este órgano ambiental".
El Estudio de Impacto Ambiental que han vuelto a presentar los promotores corrige algunas de las deficiencias detectadas por el Órgano en materia de flora y fauna, sustituyendo algunas alternativas de ubicación por una serie de parcelas ubicadas en distintos puntos de la isla, como una parcela entre Caleta de Fuste y Nuevo Horizonte, otra en Matas Blancas, otra en la zona de Bristol al oeste de Corralejo, y otra en Parque Holandés, al igual que aporta también nueva documentación relevante en materia de accesos, suministros eléctricos y de agua, o telecomunicaciones, que no aparecían en el documento inicial.
Impacto visual considerable y estudio ad hoc
Sin embargo, mantiene prácticamente las mismas consideraciones en materia de impactos visuales. En este sentido, los colectivos ambientales de Fuerteventura han llamado la atención sobre este hecho. Eduardo Vidarte, presidente de la Asociación SOS Malpey, Máster en Medio Ambiente y especialista en ciudad y territorio, señalaba para Crónicas de Fuerteventura tras repasar la documentación que esta evaluación en concreto es "es completamente falsa. Con la ubicación que proponen no vas a ver las dunas desde la autovía, porque lo que habrá son edificios".
La superficie construida, de 160.000 metros cuadrados, es el equivalente a 32 campos de fútbol pequeños, lo que implica que "van a privatizar las vistas del parque natural. Es como si fuera poner el Palacio de Congresos en mitad del malpaís, pero con una superficie mucho mayor".
El autor del informe señala que el proyecto "se integrará al máximo en el entorno, quedando diluida su percepción desde los puntos con potencial de vista considerados, generando un mínimo impacto visual". Para ello, destaca Vidarte, el proyecto propone "una arquitectura con fórmulas ondulantes, que imitan a los volcanes, y con colores que se integrarían en el paisaje. Pero esto no hace que los edificios sean transparentes. Dedican 20 folios a hablar de estas bondades, y dos párrafos para decir que no ven impactos significativos en la fase de construcción".
Luis del Pozo, de la plataforma SOS Fuerteventura Sostenible, y arquitecto de profesión, va más allá en esta crítica, señalando directamente al autor de la evaluación ambiental, que firma la empresa Evalúa Soluciones Ambientales. Del Pozo valoró en su intervención de este martes en Cope Fuerteventura que con el biólogo que firma el documento, Rosendo López, "tenemos una experiencia bastante negativa". Señaló que fue esta misma persona el autor de los estudios que avalaron los aerogeneradores instalados en Puerto del Rosario, en el que "decía que no había zona de guirres, y ya han aparecido dos de ellos muertos, y se ha demostrado que es una zona de tránsito habitual".
Tanto Vidarte como del Pozo trasladaron duras críticas por la fórmula elegida para tramitar este proyecto, el trámite abreviado que supone su declaración como de interés insular, que implica su tramitación sin estar contemplado en el planeamiento vigente.
"Van a utilizar fondos públicos, Next Generation, para promover un chiringuito en un espacio de interés natural y muy cerca de una Zona de Especial Conservación. Lo único que se mueve ahora es una ordenación territorial para unos pocos, a través de declaraciones de interés y modificaciones menores de planeamiento. No se atiende las necesidades sociales de la población, como la vivienda, sino los pelotazos de estos señores. Como manda la normativa, los políticos tienen que ordenar el territorio y promover la participación ciudadana en esa planificación", lamenta Vidarte.
Por otro lado, Luis del Pozo dejó claro que "no estamos en contra del proyecto. De hecho, puede ser muy positivo para Fuerteventura. Pero sí estamos en contra de su ubicación". La mejor alternativa sería, en su opinión, "un polígono industrial, que hay muchos en la isla, y están perfectamente capacitados para dotar los servicios, equipamientos, e instalaciones complementarias que requiere".
Considera el arquitecto que Dreamland en esa ubicación "es la definición de pelotazo, el enriquecimiento de un promotor sacrificando valores medioambientales. Una vez que consigues la recalificación por acuerdo del pleno del Cabildo, el valor de ese suelo pasa de ser de 50 céntimos a 250 euros el metro cuadrado. Eso es un pelotazo urbanístico. Primero, porque no se justifica territorialmente. Y segundo, porque se podría ubicar en otras zonas adecuadas y más aptas que tengan los servicios, los equipamientos y las infraestructuras que necesita esa actividad para desarrollarse", algo que la zona del malpaís no tiene".
Por último, concluye Eduardo Vidarte, "parece que todo el proyecto se dirige a justificar su ubicación en el malpaís", pero "se debería profundizar en las alternativas que incluye la documentación. Por ejemplo, en Caleta de Fuste es una parcela entre dos zonas turísticas, o en Parque Holandés es una zona que ya está antropizada, y en la que también tendrían vistas al mar".