El Gobierno de Canarias ha encontrado la oposición del Cabildo de Fuerteventura en el procedimiento de redelimitación del Bien de Interés Cultural de la Zona Arqueológica 'Grabados Rupestres de la Montaña de Tindaya', iniciado en mayo de 2021, atendiendo a "los nuevos datos arqueológicos y etnográficos" recogidos en una prospección arqueológica realizada el año anterior.
La Viceconsejería de Cultura y Patrimonio Cultural inició este expediente de oficio que la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la institución insular ha considerado, y así lo ha planteado en forma de alegaciones, no se ajustan a lo establecido "a nivel jurídico y procedimental". Crónicas de Fuerteventura ha contactado con los representantes de ambas instituciones, el consejero del área en el Cabildo, Rayco León, y la directora general general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, María Antonia Perera, para confrontar sus posturas y analizar el alcance de ampliar el BIC.
En primer lugar, sobre el debate de si la diferencia de posicionamientos puede deberse a la posible intención del Cabildo de mantener vivo el proyecto escultórico de Eduardo Chillida en el interior de la montaña, Rayco León es tajante al afirmar que "el proyecto de Chillida no está en la agenda de esta corporación, ni forma parte de las prioridades ni del momento". Nona Perera había afirmado en otros medios que no tenía dudas de que esto era así, aunque en esta ocasión contestó que "si el Cabildo, o una parte del Cabildo, está interesado en seguir haciendo la obra escultórica, yo no lo sé", destacando en cualquier caso que el autor "ya ha fallecido".
El consejero defiende coincidir con la directora general en varios aspectos, al subrayar que "estamos absolutamente de acuerdo con el valor patrimonial que tiene la Montaña de Tindaya en todo su conjunto". Y matiza que su protección no atiende "solamente al BIC de los grabados rupestres, que se encuentran en la zona alta", sino que la montaña "también está declarada Monumento Natural. Esa protección impide que se desarrollen las canteras que hubo en su momento", permitiendo "que se haya cortado toda la actividad minera".
Para entender el origen de esta ampliación, de oficio, del Bien de Interés Cultural que protege los grabados rupestres, los podomorfos, en la cima de la montaña, Nona Perera explicó que se inició atendiendo "a una imposición del juzgado", el cual "impone al Cabildo que tramite el expediente de los grabados". Y en cuanto a los nuevos valores encontrados, valoró que "Tindaya es algo más que grabados. Hay registros arqueológicos en medio de la montaña y en la base. Y esos registros están relacionados con la actividad que la población aborigen desarrolló en la montaña", entendiendo Tindaya como "la unidad mínima de interpretación. Los grabados están ahí porque está la montaña, no solo la cima".
Desde el Cabildo, Rayco León explica que las alegaciones del servicio insular de Patrimonio "están debidas a cuestiones técnicas y jurídicas", porque entienden que "no se ha desarrollado el procedimiento de forma correcta". En su opinión, esta redelimitación que supone ampliar el ámbito de protección "desvirtúa la figura del propio BIC", que está en la montaña "exclusivamente para los grabados rupestres".
El consejero entiende que "no se han encontrado grabados rupestres que justifiquen una ampliación, y que si se considerasen otros valores patrimoniales a partir de estudios que se desarrollen en el resto de la montaña, tendría que incoarse el expediente de un nuevo BIC, que podría complementar al actual".
Nona Perera informó que no solo el Cabildo ha presentado alegaciones, sino que se han recibido hasta cuatro de ellas, incluidas las de la propiedad de la cantera en la falda de la montaña, entre las 94 entidades y particulares notificados en el proceso. Sobre el estado del procedimiento, evitó valorar las consideraciones del Cabildo hasta que se contesten, e indicó que "ya concluyó el trámite de información pública, y actualmente estamos estudiando las alegaciones". Tras darles respuesta, "quedaría redactar la propuesta de resolución de declaración del BIC", y más adelante tramitar "la ponencia técnica en el Consejo de Patrimonio Cultural".
La directora general entiende que el proceso sí se ha impulsado dentro de la potestad del ejecutivo autonómico, considerando que "la tramitación de un bien de interés cultural es un trámite administrativo previsto en dos reglamentos, la actual Ley de Patrimonio Cultural, y el decreto 111 de 2004, donde se especifica qué procedimientos tiene que tener la declaración. Este expediente se inicia en mayo de 2021, y tenemos 24 meses para completarlo. Hemos seguido todos los pasos".
Tanto el consejero como la directora general reconocieron que actualmente el BIC está sufriendo daños, y que a menudo se producen visitas no autorizadas a la cima de la montaña, y admitiendo Nona Perera que la responsabilidad para que esto no ocurra "es compartida entre ambas instituciones". La escasa vigilancia por la falta de efectivos sería uno de los motivos que dan lugar a las visitas incontroladas, reconoció también el consejero.
Aunque Rayco León explicó también que el Cabildo tiene un proyecto de sendero para la montaña, el cual facilitaría las visitas evitando daños a los podomorfos, y que "está parado precisamente por la incoación de la ampliación del BIC. Es un poco contradictorio que aquello que está llamado a proteger, impide que se desarrolle la actividad que protegería la montaña", porque "la principal amenaza que actualmente vive la montaña son las visitas incontroladas". Por su parte, la directora general explicó distintos proyectos que está preparando la Dirección General en torno a la conservación de la montaña y sus valores, relacionados principalmente con el ámbito divulgativo y la formación de un cuerpo de voluntarios que participen en las labores de vigilancia.
La ampliación del BIC de Tindaya que impulsa el Gobierno de Canarias
Según informó el Gobierno de Canarias en mayo de 2021, la redelimitación del Bien de Interés Cultural de la Zona Arqueológica “Grabados Rupestres de la Montaña de Tindaya”, supone un incremento en las zonas arqueológicas documentadas hasta el momento y por consiguiente, la superficie a reconocer y proteger dada su excepcionalidad.
Esta necesidad surge atendiendo los nuevos datos arqueológicos y etnográficos recogidos en la prospección arqueológica de Montaña de Tindaya, realizada en noviembre de 2020 y en el “Informe sobre los valores etnográficos de la Montaña de Tindaya (Fuerteventura), ambos trabajos promovidos por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, a petición del Cabildo Insular de Fuerteventura.
En la prospección realizada en 2020 no se incidió en los grabados podomorfos realizados por la población aborigen de la isla, puesto que estos ya habían sido incluidos en la delimitación del BIC y han sido estudiados e interpretados a lo largo de los años por diversas personas y equipos. Sin embargo, este trabajo más reciente se centró en el estudio de todos aquellos elementos patrimoniales situados fuera de los límites del BIC, acotando el espacio objeto por la base de la montaña justo donde empieza la pista que la perimetra, que fue en su día también el límite establecido para fijar el Monumento Natural de Tindaya.
De esta prospección arqueológica de Montaña de Tindaya, continúa la información remitida desde el ente autonómico "se obtuvo una visión global de los usos que el ser humano realizó a lo largo de la historia en este espacio, pudiendo percibirse un paisaje cultural que desborda el simple hecho arqueológico", considerando que "la montaña fue un paisaje usado y modelado a lo largo de la historia, primero por la población aborigen, después por las poblaciones europeas que se instalan en la isla a principios del siglo XV y ya, en las centurias siguientes hasta fines del siglo XX, por la población majorera, que fue adaptando los espacios de la montaña, para el uso agroganadero".
Hace hincapié en las "técnicas, construcciones y soluciones" "que hoy resultan excepcionales", y en que "los bienes identificados -incluidos los inmateriales- se organizaron a través de la sacralidad ya reconocida en la montaña desde el periodo aborigen".
Destaca el Gobierno que de los 95 elementos registrados en la montaña, 16 de ellos han sido catalogados con un valor patrimonial alto y ocupan una superficie de 102.919 m2, mientras que los 24 registros catalogados con valor patrimonial medio ocupan 26.631 m2.
Las investigaciones centradas en la montaña consideran que la población aborigen eligió esta montaña por sus características naturales: altitud, color, forma piramidal, refulgencia o lucimiento y su situación aislada al estar contorneada por una llanura. Se trata de un conjunto de características naturales que la hacen exclusiva en Fuerteventura y en Canarias y las manifestaciones culturales que se sitúan en ella son consustanciales a la propia montaña.
Como indicó la directora general en su entrevista, este conjunto abarca "desde su base a la cúspide, y no pueden ser entendidos sin este elemento orográfico. Es una unidad geográfica con sus características la que posibilita su humanización desde la época aborigen y que para poder ser entendida, debe de considerarse en su totalidad".
Las manifestaciones rupestres podomorfas serín por lo tanto, "la muestra palpable, material y tangible de que era un lugar cultual tan particular como exclusivo dentro de las creencias de los primeros habitantes de la isla", y según las principales investigaciones, ligadas "al desarrollo de cultos para favorecer la lluvia. Muchas de esas creencias aún se mantienen dentro de la memoria local, o bien han quedado recogidas en algunos de los estudios etnográficos y folclóricos realizados sobre la cultura popular majorera".