viernes. 19.04.2024

¡Auxilio! Mi empresa necesita ayuda

Estar al frente de un negocio o emprendimiento implica un nivel de actividad e involucramiento pleno, que en el día a día con el cúmulo de tareas y responsabilidades puede llegar a ser agobiante y muchas veces se convierte en obstáculo para resolver cuestiones vitales para alcanzar mejores objetivos y metas. Esto no significa que los propietarios o directivos no tengan capacidad de gestión, sino todo lo contrario, su alta capacidad aumenta la implicación y puede generar una sobrecarga de trabajo que no permita crecer adecuadamente. La frase «el árbol no deja ver el bosque» aplica perfectamente a este ejemplo. Los problemas de «hoy«, las cuestiones a resolver «ya«, se imponen a una visión más macro del negocio y muchas veces postergan decisiones que pueden ser estratégicas para el crecimiento.

Una visión externa, que interprete la situación de desborde diario, puede aportar un valor sustancial para la toma de decisiones y permitir enfocarse en estrategias adecuadas a los objetivos que están postergados o alejados de las posibilidades. Y no es necesario conocer los pormenores de cada negocio para poder generar un acompañamiento efectivo, lo importante está en dar el paso de reconocer que una ayuda externa puede cambiar positivamente las cosas.

Si bien la pandemia significó una pausa obligada de la mayoría de las actividades profesionales, no todos fueron capaces de aprovechar este tiempo de incertidumbres para revisar su negocio y mejorar aquello que fuera posible. Pasaban muchas cosas que generaban angustia y desconcierto, sumado a ello el miedo por no saber cómo seguían las cosas día a día. En este contexto muchas empresas se cerraron en sí mismas y recapitularon mucho o todo lo referente a su negocio. Así las cosas, muchos volvieron con otra cara, con reformas, con reestructuración de personal y otros pocos cambios que entendieron necesarios o ideales mientras la actividad estaba en stand by. ¿Pero qué pasó con aquellos que no fueron capaces o no vieron esta necesidad? La reactivación, que no está siendo nada fácil, se chocó de bruces contra un volcán, una guerra y una crisis energética que derivó en una inflación inesperada e intratable para la mayoría.

A pesar del gris panorama de la recuperación, no todo está perdido. Es cierto que la sociedad empresarial de la isla está sustentada por directivos y propietarios en su mayoría autosuficientes, que conocen su negocio como nadie y que trabajan horas demás por sacar sus chiringuitos adelante. Todo esto está bien, pero si no se “para la pelota” un momento, para pensar cómo seguir la jugada, nos puede quitar el balón el rival en un abrir y cerrar de ojos. En estos casos es ideal buscar ayuda fuera de la empresa, conseguir que alguien capacitado nos haga una radiografía, nos diagnostique y nos proponga un tratamiento. Existe la figura del Mentor, un perfil experimentado que analiza cada caso de forma individual y detallada, para poder dar una primera visión y proponer una agenda de trabajo y objetivos. Un seguimiento periódico permite una revisión constante de los avances que se pretenden conseguir, aportar valor con visiones externas y corregir en equipo cualquier desvío del camino acorado. Los resultados son asombrosos y el proceso enriquece tanto a las personas como a las organizaciones que lo emprenden. Este modelo de trabajo se aplica desde hace años en grandes y medianas empresas que entienden que intervenir su día a día con una visión fresca y que no esté condicionada por el propio entorno, puede significar un cambio sustancial en el futuro de su compañía.

Nos puede quedar la duda de si los empresarios y directivos de Lanzarote podrían estar en condiciones de aplicar este modelo de trabajo para buscar mejoras y reconducir sus negocios. Yo creo que sí, lo que ocurre es que tal vez no sean conscientes de ello. ¿Y qué pasaría si esto mismo lo aplicásemos a las administraciones públicas, colaborando con funcionarios y políticos? Se conseguirían cambios y mejoras inimaginables, de eso sí estoy seguro. Por lo pronto yo los animo a reflexionar sobre esta posibilidad y buscar ayuda, que nunca es tarde para crecer y mejorar, y conseguir como empresario o directivo mayor libertad y calidad de vida reduciendo horas de trabajo a cambio de hacer que las cosas funcionen mejor.

¡Auxilio! Mi empresa necesita ayuda