No es un hecho aislado, nos matan por ser gais, por decirlo, por vivirlo, por ser felices, nos matan porque escapamos de la norma de la heteronormatividad, nos matan para reafirmar esa masculinidad tóxica y ponzoñosa que llevan por dentro y en grupo.
Nos odian porque ven en nosotros esa valentía que a los asesinos homofóbos les falta y quieren callarnos y hacernos desaparecer como el polvo ante el viento.
Antes de ayer fue Samuel, 24 años y con toda una vida por vivir, por muchas fiestas que celebrar, por muchos besos, abrazos que recibir, no volvió a casa junto a su madre, no podrá enviar el último “Buenos días”. Pero hoy todos somos Samuel y no nos van a callar.
Se terminó el tiempo de la homofobia, de los discursos del odio alentados por la extrema derecha, que es la responsable de este deleznable crimen machista. Si, has leído machista y es que, la homofobia es parte del machismo.
No ha sido suficiente por estigmatizarnos con la misma frase de todos los años, “para cuándo el orgullo hetero, no necesitan ir diciendo sus gustos”….etc, Si, si lo necesitamos decir y es más, ahora los gritaremos a los cuatro vientos.
Nos están matando a golpes por ser gais, por querer ser visibles y no dejarnos amedrentar por los anacrónicos y machistas seres, que tratan de cuestionarnos todo el tiempo.
Digo y decimos, ¡BASTA!