No es necesario que el Centro de Investigaciones Sociológicas realice un exhaustivo estudio de opinión pública para tratar de averiguar lo que la mayoría de los españoles esperamos del año nuevo. Bastaría con ojear los últimos Barómetros para confirmar que la situación del coronavirus que estamos viviendo preocupa mucho y/o bastante a más del 90 por ciento de la población, lo cual es una clara invitación a poner en tela de juicio el verdadero alcance del nuevo negacionismo en nuestro país.
Siete de cada diez españoles están preocupados por los efectos negativos de la crisis del coronavirus sobre la economía y el empleo, la salud física y/o el bienestar emocional, por lo que no resulta complicado discernir por dónde debe encauzarse la acción de gobierno durante 2021. En efecto, la lucha contra la pandemia deberá proseguir como hasta ahora a través de tres grandes ejes. Uno es la salud pública, protegiendo y salvando vidas; otro es el amparo de los más vulnerables; y el tercero es la reactivación de la economía para recuperar la actividad de las empresas, los autónomos y el empleo.
Afortunadamente, la acción de nuestro Gobierno para el año nuevo vendrá respaldada por unos Presupuestos Generales del Estado que no tienen precedentes. Se trata de unas cuentas públicas que responden a la crisis actual robusteciendo y protegiendo el Estado del Bienestar, al incluir el mayor gasto social de la historia con 239.000 millones de euros. Pero también fomentan un crecimiento económico sólido, inclusivo y sostenible, que impulsa la I+D+i para mejorar la competitividad de las empresas.
Junto a los avances científicos y la vacunación masiva de la población, los Presupuestos Generales del Estado del próximo año se van a convertir en el motor de la reconstrucción social y económica de nuestro país. Eso no es todo, porque, a la vez, sentarán las bases de la transformación del modelo productivo al contemplar unos 27.000 millones de fondos europeos que permitirán avanzar en la transición energética, la digitalización la cohesión social y territorial y en la igualdad.
Ojalá 2021 sea un año previsible y podamos dar un paso de gigante en la lucha sanitaria contra la covid-19 y sus devastadores efectos económicos y sociales, aunque no estaría de más esperar algo más. Somos mayoría quienes le pedimos al año nuevo una oposición responsable y útil sin que deje de lado el ejercicio de fiscalización y control del Gobierno que le corresponde. Ambas cosas son posibles. También creo que somos mayoría quienes le pedimos a 2021 una mayor solidaridad internacional y entre Comunidades Autónomas, de forma que se aparquen legítimas aspiraciones territoriales y de cambios constitucionales hasta que superemos la pandemia.
Puestos a pedir, muchos deseamos que la política, los políticos y los partidos dejen de ser considerados como uno de los principales problemas de este país. Pero, para conseguirlo, es preciso llegar a grandes pactos estatales que sean ejemplo de consenso y de generosidad, y, para eso, hay que tener voluntad. Como hay que tenerla para que los y las dirigentes de las organizaciones políticas se emancipen de la crispación, del no por el no y del tú más. Y que, en las próximas elecciones, las personas que decidan votar lo hagan por la mejor opción o persona, y no por el menos malo.
Manuel Fajardo es senador del PSOE por Lanzarote