La alarmante improvisación del Ministerio de Educación y de las comunidades autónomas acabará provocando un deterioro en la calidad de la enseñanza después de la crisis sanitaria, ya que están tomando medidas a base de ocurrencias, a modo de conejos sacados de la chistera, para salir del paso y sin analizar su impacto cara al futuro.
La medida que acaba de anunciar la ministra Isabel Celaá, de eliminar el requisito del máster para dar clases durante la pandemia-ahora obligatorio-, es un parche que no contribuye en absoluto a la mejora de la calidad de nuestro sistema educativo.
El ejercicio de la docencia requiere unos conocimientos acreditados, por lo que relajar los requisitos no parece la mejor solución. Es inadmisible que ahora se pretenda dar entrada a personal no preparado para la enseñanza por una falta de previsión de las comunidades autónomas a la hora de calcular las necesidades de personal.
La situación actual es preocupante, como venimos denunciando desde hace meses y, si ahora faltan docentes, es porque al Ministerio y a las CCAA los ha pillado el toro y no han calculado sus necesidades reales de personal en esta situación tan complicada.
La segunda ola de Covid-19 se está adelantando y urge reforzar las medidas de prevención y de seguridad en los centros escolares. A pesar del anuncio de la ministra de que hay 2.852 grupos escolares en cuarentena, solo un 0,73% del total, no se pueden echar las campanas al vuelo ni bajar la guardia.