Josep Samitier Vilalta (Barcelona, 1902-1972) fue un jugador y entrenador de fútbol legendario. Su carrera deportiva se desarrolló en el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid, así como en el Olympique Gymnaste Club de Nice durante su exilio en Francia.
Josep Samitier, o Pepe Samitier, inició su carrera deportiva en el Fútbol Club Internacional de Sants, el cual disputaba en aquellas fechas el Campeonato de Cataluña. Tras destacar en ese equipo, con 17 años fichó por el Fútbol Club Barcelona. El Barça logró su fichaje al pagarle al jugador un traje con chaleco y un reloj con esfera luminosa.
El paso de Samitier por el Fútbol Club Barcelona, que duró desde 1919 hasta 1932, coincidió con la presencia en el club de grandes jugadores como el goleador Paulino Alcántara o el portero Ricardo Zamora. Los éxitos de aquel equipo consiguieron inmortalizar al Barça de los años veinte del pasado siglo que pasó a ser conocido como el Barça de l'edat d'or.
En esa década, el club azulgrana ganó la Copa del Rey, máximo torneo disputado en España hasta la aparición de la Liga, en las temporadas 1919-20, 1921-22, 1924-25, 1925-26, 1927-28. También ganó la primera Liga disputada en la temporada 1928-29.
Fue tal el éxito de Samitier y del Fútbol Club Barcelona de esa década que el club tuvo que cambiar de campo para afrontar el crecimiento de socios y simpatizantes que acudían al estadio. En 1922, el Barça abandonó el mítico Camp del Carrer Indústria, popularmente conocido como L’Escopidora, para empezar a jugar en el no menos mítico Camp de Les Corts.
Josep Samitier, durante esos años, marcó la friolera de 326 goles, incluyendo partidos oficiales y amistosos. Todavía hoy es el tercer máximo goleador de la historia del Fútbol Club Barcelona por detrás de Lionel Messi y Paulino Alcántara. Tuvo tiempo Samitier en esos años, además, de conquistar la medalla de plata con la selección española en los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920.
En 1932, Josep Samitier abandonó el Fútbol Club Barcelona por desacuerdos económicos y fichó por el Real Madrid, donde se reencontró con Ricardo Zamora. En las dos temporadas que jugó en el club blanco, ganó una Liga (1932-33) y una Copa (1934). A principios de 1936, entrenó durante un corto periodo de tiempo al Atlético de Madrid.
Hasta esa fecha, Josep Samitier había afirmado y demostrado ser un gran catalanista e, incluso, se le había acusado de esconder la bandera de España en actos públicos, durante la dictadura de Primo de Rivera. Al periodista Josep M. Planes, Samitier le había llegado a decir en enero de 1933 tras finalizar su etapa de jugador en el Barça: “Este es el premio a toda mi vida de futbolista catalanista” (Mirador, 19-01-1933).
Tras el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936 contra la Segunda República Española, se inició la Guerra Civil y Samitier observó con preocupación cómo los sublevados persiguieron, encarcelaron y fusilaron a jugadores y responsables de los principales clubs españoles, muchos amigos suyos. Un caso impactante fue el del presidente del Fútbol Club Barcelona y diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Josep Suñol, fusilado en el Alto del León de la Sierra de Guadarrama en los inicios de la Guerra Civil. Además, Samitier sufrió un arresto por parte de milicianos anarquistas que, no obstante, lo liberaron de inmediato. Temió por su vida y se exilió en Francia.
Desde 1936, Josep Samitier jugó en el Olympique Gymnaste Club de Nice, club donde se reencontró de nuevo con Ricardo Zamora. Por aquellas fechas, otros jugadores exiliados del Barça (Josep Escolà, Domènech Balmanya, etc.) jugaban en clubs franceses como el Football Club de Sète.
En 1939, Josep Samitier puso punto y final a su larga carrera como futbolista, colgando las botas en el exilio francés. La fama del llamado “hombre langosta” o “mago del balón” era enorme, incluso entre los aficionados franceses. En 1942, durante unos meses, entrenó a su último club, el Niza.
En los últimos años de estancia en Francia, Samitier había contemplado cómo la dictadura de Franco, impuesta por la fuerza en 1939, seguía persiguiendo y represaliando a futbolistas y directivos de los principales clubs españoles. La persecución incluía a los de derechas que no se habían posicionado a su favor, como era el caso de Ricardo Zamora. Para poder regresar a España, Zamora había tenido que pasar por una cárcel francesa, sufrir interrogatorios y padecer una condena que le prohibía ejercer de entrenador durante un tiempo.
En 1943, a pesar de todo eso y de su condición de catalanista confeso, Samitier asumió riesgos y regresó a Barcelona. En Francia, la situación política era mala, su primera mujer había fallecido y él sentía nostalgia por Barcelona y Cataluña.
Josep Samitier se presentó ante las autoridades franquistas y, tras superar los interrogatorios de rigor, recibió la autorización para residir otra vez en Barcelona, iniciando una nueva etapa como entrenador del Fútbol Club Barcelona. Permaneció en el puesto de entrenador desde 1944 hasta 1947, pasando a ocupar entonces el cargo de secretario técnico del club.
Como entrenador del Barça, Samitier ganó la Liga 1945-46. Como secretario técnico, su mayor logro fue conseguir el fichaje de Ladislao Kubala, clave de los grandes éxitos del club durante la década de los años 50 del pasado siglo.
A mediados de esa década, gracias a su popularidad, fue frecuente ver a Samitier en anuncios publicitarios o siendo protagonista en películas como Once pares de botas (1954) o Los ases buscan la paz (1955). Un cine que era propagandístico de la dictadura de Franco. En aquellas fechas, era evidente que el “mago del balón” se había visto obligado a adaptarse al régimen de Franco para sobrevivir como persona y deportista. No fue el único.
Detrás de esa etapa, Josep Samitier fichó por el Real Madrid como secretario técnico, volviendo a realizar el mismo recorrido que en su etapa de jugador. Del Barça al Real Madrid. Hasta 1959, permaneció en el cargo, siendo uno de los artífices de la creación del equipo de Alfredo Di Stefano que conquistó Europa. La nostalgia de Barcelona y Cataluña le pudo otra vez como durante su exilio en Francia y acabó regresando a Barcelona.
En los últimos años de su vida, Samitier volvió a trabajar para el Barça, estando acompañado en todo momento por su segunda mujer, Valentina Soler, Tina Soler.
Josep Samitier falleció en Barcelona en 1972, a la edad de 70 años, y fue enterrado en el Cementerio de Les Corts, cementerio en el que también están enterrados a pocos metros de su tumba otros ilustres jugadores del Fútbol Club Barcelona como Paulino Alcántara o Ricardo Zamora. Cerca del lugar, se encuentra ubicado el actual estadio del Barça, el Camp Nou.
El entierro de Samitier, el “mago del balón”, fue multitudinario. Samitier fue llorado por miles de aficionados que acudieron a darle la despedida. Nadie le tuvo en cuenta en ese último adiós sus diferentes filiaciones futbolísticas. Prevaleció el mito.
En 1993, más de veinte años después de su fallecimiento, el Ayuntamiento de Barcelona, en aquel momento gobernado por el Partit del Socialistes de Catalunya (PSC), decidió dedicarle una calle a Samitier, convirtiéndose este en uno de los pocos deportistas con una calle o plaza dedicada en la capital catalana.