Hemos visto como la crisis sanitaria del COVID ha puesto de manifiesto la debilidad estructural que tenemos en la capacidad de autoabastecimiento y soberanía alimentaria. No sólo en Fuerteventura, sino en Canarias en general. Y además debemos añadir la complicación en la comercialización y distribución de la producción local entre islas y más preocupante en el mercado interior de Fuerteventura.
No solo la extrema dureza del clima semiárido con la que se tienen que enfrentar los agricultores y ganaderos de Fuerteventura, la falta de lluvias, la calima,…, esta situación se ve agravada con las deficiencias en el suministro de un agua agrícola de calidad, lo que hacen de su profesión una vocación por mantener su arraigo al territorio, siendo verdaderos partícipes en el desarrollo económico insular.
La administración local, ayuntamientos y Cabildo, siempre han priorizado medidas para facilitar el desarrollo de las actividades agrarias (entiéndase agricultura y ganadería) y pesqueras, vinculadas al territorio, al paisaje y a la economía básica de la población. Pero la actual coyuntura crítica exige no sólo que se mantengan, sino que se redoblen los esfuerzos.
Los Planes General de Ordenación, el futuro PIOF y las propias Ordenanzas Municipales en la gestión del suelo rústico, deben permitir la implantación y consolidación de actividades agrarias planteadas además como aportaciones para la diversificación económica insular.
En AM-CC reconocemos nuestra corresponsabilidad tanto en aquellas políticas que han permitido avances, como en los posibles errores que se hubieron podido cometer en la gestión del sector primario de Fuerteventura. Y recalco el término “gestión”, como eje principal de AM-CC en las diferentes administraciones en las que hemos estado al frente, porque siempre se ha basado en escuchar y respetar a todos, para poder tomar decisiones con el máximo consenso.
La situación en que se encuentra actualmente el sector primario de la isla de Fuerteventura es alarmante. No existe esa “gestión” por parte del Grupo de Gobierno del Cabildo de Fuerteventura. No escuchan ni dialogan con los profesionales. Ni si quiera se preocupan por la defensa de la producción local y soberanía alimentaria en Fuerteventura.
Ha pasado más de un año desde que hicieron la moción de censura que ellos calificaron como “la moción del cambio”. Pero el único cambio que han detectado los agricultores, ganaderos, pescadores y productores de Fuerteventura es la dejadez y pasividad. No sólo para resolver los problemas derivados de la crisis sanitaria COVID, sino en los asuntos básicos y cotidianos del sector.
Las Ayudas agropecuarias 2018 están sin abonar en julio de 2020. El Laboratorio Agroalimentario cerrado. Los problemas de sacrificios se reproducen en el Matadero Insular. Se incumplió el compromiso de flexibilizar los cobros del agua agrícola durante crisis sanitaria. Faltan apoyos específicos para la comercialización de la producción local. Se han abandonado las medidas de garantía sanitaria de la cabaña ganadera de la Isla. Desaparecieron las ayudas directas a la Denominación Origen Queso Majorero, las de las Asociaciones de Defensa Sanitaria Ganadera, las de las Cooperativas, Asociaciones de Productores, Cofradías... y así una larga lista de desaciertos que nunca antes habían conseguido “perjudicar” tanto, en tan poco tiempo.
El consejero del Sector Primario y Soberanía Alimentaria, Marcelino Cerdeña, no es capaz de dialogar y escuchar en tono constructivo con los profesionales. Ya no es que no tenga iniciativa o capacidad de innovar, es que ni si quiera tienen firma delegada para poder tomar decisiones. Su funcionalidad es solo “nominal”, porque ni puede decidir, ni puede firmar.
La herencia recibida, la crisis sanitaria del COVID, la falta de personal, las limitaciones burocráticas del procedimiento administrativo... todas estas justificaciones las hemos escuchado del actual grupo de Gobierno del PSOE, Nueva Canaria, Unidas Podemos, AMF y Unidos por Betancuria. A eso han dedicado este primer año de Legislatura: a buscar excusas para su incompetencia. Pero no hay justificación ante la falta de voluntad para escuchar al sector e intentar tomar medidas de consenso.
Aún estando en la oposición hemos mantenido el contacto con muchos profesionales del sector primario, y sus propuestas y necesidades las hemos convertido en iniciativas dirigidas al Cabildo. No nos han hecho caso. Sólo con el paso de los meses se han dado cuenta de que teníamos razón en muchas de ellas.
Pero a estas alturas del desastre hacia el que se encamina nuestro sector primario ante el „pasotismo‟ del grupo de gobierno, nos conformaríamos con que al menos empiecen a escuchar a los profesionales ya a trabajar un poquito (sí, aunque sea solo un poco) en la dirección que el sector indica. En ese camino tendrán nuestro apoyo.
En AM-CC tenemos aciertos y errores, pero nunca dejamos de escuchar y atender de directamente las demandas de los distintos sectores.