136 países de la OCDE acuerdan un tipo mínimo del 15% de impuestos a multinacionales. Más que por sus efectos en la práctica, yo aplaudo el acuerdo de la OCDE por lo que tiene de simbólico.
Cuestiono la optimista cifra de "150 mil millones" en todo el mundo, que se apunta como resultado de este acuerdo. Y ello, porque este asunto se dilata en el tiempo. Lo acuerdan ahora, pero lo firman en 2022, para que se aplique en el 23... y se refleje en las leyes en el 24 y se pague, lo que se pague, a partir del 25...
Porque es preciso dar tiempo a la ingeniería financiero fiscal para que busque la trampa de la ley.
Ya en el estado español, GESTHA ha avisado que ese 15%, como se aplica a la "base imponible", supondrá la tercera parte de lo que sería si el gravamen afectara, como debería ser, al beneficio neto real. Para decirlo rápido. La "base imponible" deduce los beneficios capitalizados. Como si por eso dejaran de ser beneficio.
Sin embargo, este acuerdo debe ser considerado un hito histórico, porque se enmarca en el fin del falso reinado teórico del neoliberalismo. 136 países han reconocido que la patraña que ha demonizado los impuestos y el gasto público no tenía ni tiene ningún sentido. Es el fin de esa perfidia que el neoliberalismo consagró como espurio dogma, que se ha enseñado en Facultades de Economía y Administración de Empresas y en Escuelas de Negocios como si fuera la Verdad Revelada, algo incontestable. Que si se deja el dinero en manos de las grandes fortunas y empresas, es decir, de la gente rica, ella ya se encargará de distribuir graciosamente los beneficios sobre el resto de la sociedad. Con esa malvada historia, se ha culminado el saqueo que ha puesto en manos de un pequeño grupo de personas la mayoría de la riqueza del Planeta, a costa del sufrimiento del resto.