viernes. 22.11.2024

El Ejército español

Como español, me siento orgulloso de mi Ejército. Estas cosas no suelen decirse, pero las Fuerzas Armadas, dentro y fuera del país, siguen dando una lección de dedicación y de eficacia. Se ha demostrado últimamente con la pandemia del coronavirus y con la gran nevada, a pesar de que el propio Gobierno ha tardado demasiado en acudir al Ejército para resolver situaciones de alarma. Si les hubieran encomendado la vacunación a los sanitarios militares, como ayuda a los civiles, el tratamiento estaría mucho más avanzado. Pero parece que hay algunos que le tienen terror a quienes, en tiempo de paz, protegen a la población española. No hay emergencia grave en la que no esté presente esa Unidad Militar especializada, que con riesgo de las vidas de sus integrantes muchas veces, vela por nuestra seguridad. Si existen muchos militares preparados en Europa, a los españoles es preciso ponerlos muy altos. En cualquier situación. Se ha demostrado en multitud de conflictos, armados o meramente de emergencia no militar. Estamos ante cuerpos de elite, que pasan muchos días al año poniéndose al día en las técnicas y tácticas más sofisticadas, al servicio del pueblo. Y es bueno que el pueblo conozca su dedicación y su esfuerzo. Hombres y mujeres que están ahí por vocación de servicio, disciplinados, silenciosos y eficaces. Tenía ganas de explayarme en elogios hacia ellos, que no piden nada, ni siquiera un reconocimiento, pero que sí agradecen las palabras de aliento de quienes nos sentimos protegidos por tanta generosidad. Qué decir de la labor de paz, ejercida fuera del país. Me consta que los habitantes de las zonas en donde actúan los militares españoles no quieren que se marchen. Realizan una labor tan importante, y tan callada, que han conquistado los corazones de medio mundo. Pero ellos no cuentan lo que hacen porque entre sus virtudes está también la discreción. Nuestro Ejército es un lujo.

Publicado en Diario de Avisos

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