El Grupo Parlamentario Sí Podemos Canarias ha conseguido el respaldo unánime de la Cámara regional para impulsar la aprobación de una Ley de Salud Mental en el Estado que “garantice la atención pública a la salud mental, mejore las estructuras públicas para protegerla, refuerce la prevención y fomente la erradicación de los estigmas, la discriminación y la desigualdad de las personas con enfermedades mentales”.
Una pretensión que el Parlamento quiere que se materialice en las negociaciones bilaterales entre los gobiernos estatal y autonómico, sobre todo debido al “alarmante incremento de trastornos psicológicos como la ansiedad, la tristeza, el estrés o la depresión, sobre todo, en la población infantil y juvenil como consecuencia de la pandemia”.
María del Río, presidenta del Grupo Parlamentario Sí Podemos Canarias, ha defendido la propuesta recordando que “se debe acabar con la estigmatización de la salud mental y las discriminaciones y desigualdad que sufren las personas con problemas de salud mental”.
Del Río ha insistido en la nota enviada a Crónicas en que la Ley de Salud Mental debe garantice la atención pública a la salud mental, “creando un sistema de garantías de tiempo de acceso y estableciendo ratios mínimos de profesionales”, ya que en España hay 6 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, frente a 18 de la media europea.
También ha defendido la necesidad de mejorar las estructuras públicas para proteger la salud mental “diseñando una Estrategia Española de Salud Mental y creando un Centro Estatal de Salud Mental”, que refuerce la prevención en el ámbito de la salud mental “aprobando programas públicos específicos y protegiendo la salud mental de las personas trabajadoras”, fomente la erradicación de los estigmas, y combata la discriminación y la desigualdad que sufren las personas con enfermedades mentales.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en un estudio que analiza los sistemas de salud mental de los diferentes países, concluye que ninguno de ellos tiene un sistema "de excelencia "para abordar los problemas de salud mental.
Según el estudio, el coste individual y social de no tener un buen sistema para tratar los problemas de salud mental es del 4,2% del PIB. La mayoría de este coste, dice el organismo, se deriva de los bajos niveles de empleo y productividad en el trabajo de personas con problemas de salud mental.
Por ello, considera necesario “ante el aumento de casos provocados como consecuencia de la crisis sanitaria, social y económica que vivimos, aumentar las ratios de profesionales de psicología y psiquiatría, tanto en Atención Primaria como Especializada, para que la clase trabajadora que no puede acudir a consultas privadas y la población más vulnerable, tengan acceso a atención psicológica”.
Sí Podemos Canarias también ha obtenido respaldo unánime a la propuesta de pedir al Gobierno canario que “estudie y afronte las tasas de suicidio y su tendencia al aumento, en concreto en jóvenes, por la sensación de soledad, el estrés, la impotencia o el poco sentimiento de utilidad social por el paro o la falta de trabajo adaptado a sus estudios o expectativas, y que como consecuencia trae depresión, fobias, o ansiedad, datos de estudios en otros territorios nos alertan de un aumento significativo de intentos de suicidio en lo que diferentes profesionales denominan la cuarta ola de la pandemia, y que está relacionada con la salud mental.
Además, Del Río cree necesario dotar en los próximos presupuestos de la Comunidad Autónoma de Canarias, para 2022, de una “financiación adecuada” en el área de la Dirección General de Juventud para el desarrollo de programas que aborden “la integración de políticas que mejoren las condiciones de las personas jóvenes, infancia y adolescencia, con problemas de salud mental”.
Del Río recuerda que con respecto a lo que la OMS ha denominado como fátiga pandémica, tanto profesionales de la psicología y neurología como la Academia Americana de Pediatría confirman que “la población joven tiene un padecimiento real“ de la situación con una sintomatología basada en “sentimientos de culpabilidad, apatía, desánimo, anhedonia, aislamiento, baja motivación, irritabilidad, ansiedad, mal humor, fobias, tristeza o pensamientos negativos que pueden devenir en cuadros depresivos severos y hasta desembocar en suicidios”.
“Ha sido constatado en la población joven un aumento del número de cefaleas tensionales, transtornos alimenticios, migrañas, mareos, bruxismo, fracturas dentales o insomnio, entre otras. A todo esto hay que añadir las adicciones a pantallas y a dispositivos electrónicos provocados por la necesidad de socializar inherente a esas edades tempranas y que implica, a su vez, un mayor aislamiento, una mayor inactividad y una abrumadora falta de motivación por otros aspectos relevantes de la vida”, ha concluido Del Río.