jueves. 28.03.2024

El arranque de Crónicas de Fuerteventura no ha podido ser más sobresaliente. Dijimos que trataríamos de llevar en muy pocos días allí un concepto de periodismo serio, libre y comprometido con la sociedad majorera en particular y con el resto del mundo en general y cumplimos. Allí y hecho desde allí. No creemos haber decepcionado a nadie hasta el momento; al contrario. Sólo hay que ver el nivel creciente de visitas diarias que se ha producido en la página para que nos demos cuenta de que la gente que se asoma a nuestro trabajo, repite. Esa es la idea. No que se tropiecen con nosotros un día por curiosidad o por la vistosidad de un titular, sino que sientan la necesidad de conectarse cada día por deseo de conocer qué publicamos, qué novedades aportamos a la jornada que nace, crece o muere. Como ya hicimos hace más de tres lustros en nuestra matriz de Lanzarote, hemos venido para quedarnos, para ser constantes y estar al lado de nuestros lectores en todo aquello que consideren necesario, de ahí que sea fundamental que se animen también a hacer algo que todavía no hacen mucho, que es enviar mensajes a las noticias que publicamos, que serán publicados siempre que no contengan insultos o descalificaciones, enviarnos sugerencias y, sobre todo, información. En cuanto haya una respuesta adecuada, publicaremos todas las fotodenuncias que quieran hacer, porque sabemos que muchos de ustedes llevan un periodista dentro, y pueden ser nuestros ojos y oídos en lugares a los que es imposible que lleguemos. Labor colectiva que agradecerá la sociedad.

Y lo dijimos y lo hicimos. El mejor ejemplo ha sido el caso de Puerto del Rosario. La información que adelantó en primicia este periódico ha dado la vuelta a Canarias y a media España, quizás sin el eco que se habría dado en otras circunstancias pero con una profunda carga periodística que han sabido representar con notable dignidad en nuestra redacción de la capital majorera. Tanto Pía Peñagarikano como el resto de compañeros que han seguido el desarrollo de la querella por acoso sexual han realizado un trabajo a la altura de lo que se debe esperar de un medio que trata de hacer periodismo de calidad, sincero y comprometido, valiente y no pesebrista. La intención de la información en ningún caso era perjudicar la imagen de los dos políticos afectados, el concejal José Juan Herrera y el alcalde, Juan Jiménez. Todo lo contrario. La intención del medio era poner en conocimiento de la sociedad un hecho que se había producido y que no se podía ni se debía ocultar, la presentación de una querella por parte de una mujer, la ex asesora Yaiza Sotorrio, por algo tan grave como es el delito de acoso sexual. Con la publicación de la interposición de la querella no se juzgaba ni condenaba a nadie. Inmediatamente después de publicar lo que luego fue lógicamente un bombazo informativo, la redacción de este medio hizo lo que debía hacer, ofrecer a los dos implicados la posibilidad de dar su versión de los hechos, contar si era verdad o no lo que se recoge en esa querella, que es muy grave. Ninguno de los dos quiso hablar en este medio. En un primer momento se puede entender como algo lógico. El tema era lo suficientemente fuerte como para que se meditara sobre cualquier cosa que se pudiera o tuviera que decir. Dicho eso, lo que no ha sido normal es ver una semana después que ninguno de los dos acusados por la ex asesora haya querido hacer manifestaciones públicas al respecto. No es por aplicar aquello de que el que calla otorga, pero sí aquello de que por ser quienes son, dos personas que de forma voluntaria han cogido las riendas de una institución tan importante como es el Ayuntamiento de Puerto del Rosario, están obligados a que los ciudadanos a los que representan oigan incluso antes de que el tema llegue a juicio si es cierto o no, si el concejal acosó sexualmente a la asesora, el alcalde la despidió para evitar que se rompiera el pacto que sostiene su bastón de mando y luego ocultó el tema sin ni siquiera poner en funcionamiento el protocolo que se ha establecido para estos casos.

No sirve en absoluto la teoría absurda de algunos de que el fondo de la cuestión no es más que un intento por justificar o crear el escenario para una moción de censura. La moción de censura no se tiene por qué producir. Sólo se ha pedido por aquellos que han aplicado el sentido común que se informe a la población a la que se representa y se tomen medidas, que pueden ser cautelares y no definitivas. El no hacerlo, el no decir nada, ha provocado un descrédito terrible en los acusados y ha puesto en un lugar de notable compromiso a sus organizaciones políticas, en especial al Partido Socialista (PSOE).

Es obvio que incluso segundos después de que se publique este artículo confidencial, donde también recogemos la carga editorial del medio, se pueden haber precipitado los acontecimientos y se podrían haber producido noticias que cambien en parte lo que aquí se recoge. También es evidente que puede ser que los que están con la estrategia de la avestruz continúen haciendo como que no ha pasado nada. Y ha pasado, no sólo por el plante que ha dado la oposición a Juan Jiménez y a su grupo por negarse a dar explicaciones ante el Pleno de la Corporación “porque no convenía”. Convenía y conviene, y si las explicaciones son convincentes, entonces sí, habrá que aparcar la parte política y dejar que actúe la justicia. Si no lo son, la parte política debe reaccionar.

Lo ha dicho la presidenta del Grupo de Podemos en el Parlamento autonómico, María del Río: “no todo vale”. Ante este tipo de situaciones no se puede dudar. Por mantener un pacto de gobierno no se puede hacer cualquier cosa. Habrá noticias, está claro. 

LO DIJIMOS Y LO HICIMOS