viernes. 22.11.2024

La directora del CEIP Lajares, Loida González, ha vuelto a ser seleccionada, por cuarto año consecutivo, candidata al Premio Mejor Docente de España promovido por Educa Abanca. Tras haber quedado finalista entre los diez mejores profesores a nivel estatal en anteriores ediciones, en esta ocasión comparte opciones con otros dos docentes del centro: Inmaculada Sepúlveda Sánchez y Miguel Ángel Rodríguez González. Una “palmadita en la espalda” para quienes trabajan en esta profesión “que lleva siendo minada desde hace mucho tiempo”.  Siempre crítica con la falta de inversión en educación, González abogó, en una entrevista este jueves en Cope Fuerteventura, por promover mesas de diálogo en las que “el docente tenga voz”.  La candidata también explicó que el éxito de los profesores del CEIP Lajares se fundamenta, principalmente, en impartir una educación que incide de forma especial en el ámbito emocional del alumnado. Está claro, explicó, “que si los educamos de niños luego vamos a tener unos adultos sanos, mentalmente hablando, y equilibrados".

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-Cuarta edición de los Premios al Mejor Docente de Educa Abanca, y, de nuevo, seleccionada candidata. Esta vez, además, con dos compañeros, ¿cómo ha sentado la noticia?

-Las tres veces anteriores he tenido la suerte de pasar el corte y quedar entre las diez finalistas y este año a ver qué sucede. Fue una gran alegría que los compañeros me dijeran que están ahí conmigo. Ya es un alto número de familias que confía en nuestro sistema de enseñanza y que valoran, sobre todo, el esfuerzo que hacemos cada día dentro del aula. Es muy importante que uno sepa si tiene el apoyo de las familias, como nuestra profesión lleva siendo minada desde hace mucho tiempo esta palmadita en la espalda anima a muchos docentes a seguir innovando, a seguir trabajando, a seguir luchando, a no estancarse y a dejar la educación en el lugar que merece.

 -¿A qué se refiere cuando habla de profesión minada?

-Llevamos mucho tiempo que entre recortes de la Consejería, con los recortes no se pueden hacer proyectos, no se puede comprar material para el alumnado, hay luchas constantes con los ayuntamientos porque hay colegios que se caen abajo, literalmente. Las ratios elevadas, llevamos años suplicando que bajen las ratios y que las aulas deben tener más metros cuadrados. También las familias se van entrometiendo en lo que es la situación así. Es hora de que las personas pertinentes se sienten, valoren. Llevamos años metiendo las ratios máximas en los metros cuadrados mínimos establecidos por ley. Se está destinando a los centros muy poca financiación para poder llevar a cabo los proyectos que funcionan y que consiguen que el alumnado rinda más y aprenda más.

-¿En tan mal estado están los centros educativos en Fuerteventura?

-Si empiezo a poner una lista, no acabo. Lo que no está roto en mi cole está roto en otro. Lo que sí digo desde aquí es que no cabe en mi cabeza que una cárcel esté mejor equipada y preparada que un colegio. Que directores y directoras tengamos que estar suplicando por el arreglo de una cerradura, de un escape de una tubería… para miles de temas e infraestructuras. Pizarras que están estropeadas, paredes con humedades. Es hora de mirar al frente, buscar soluciones. Vamos a escuchar no solo a los expertos, vamos a escuchar a los docentes que están en sus aulas, que digan qué problemas son reales y cómo ayudar a solventarlos.

-El hecho de ser nombrada año tras año como una de las mejores docentes de España, ¿le permite tener una voz más crítica?

-Eso ya lo hacía un poquito antes, sinceramente. Agradezco a mis padres los valores y el tipo de educación que me dieron en el sentido de que se pueden decir las cosas sin faltar al respeto y sin hundir a las personas pero siempre haciendo ver la verdad. No puedo con las injusticias. Es verdad que gracias a los premios, a través de los medios de comunicación se me ha escuchado más, pero no porque dijera algo diferente. También a través de redes sociales, donde me siguen más de 20.000 profesores de España y, también de Estados Unidos, se siente más libertad y comparto cómo me siento.

-¿Comparten ustedes problemas similares en el ámbito educativo?

 -Son problemas diferentes, sus sistemas educativos son diferentes, otras partidas presupuestarias, otros ratios. Mis compañeras en Florida tienen 15 niños por aula y dos profesores. Aquí nos prometieron con el tema Covid que las ratios iban a bajar, por temas de infraestructuras nos hemos dado cuenta de que los centros no están preparados para algo así porque hay pocas aulas, muy pequeñas y demasiados niños.

-¿Es una cuestión de financiación o de falta de gestión?

-Es una cuestión de sentarse y priorizar. Es hora de decir: la prioridad ahora es sanidad y educación. Hay que ver cuánto se necesita y arrimar todos el hombro. En esas mesas en las que se sientan, se escucha a los sindicatos..la voz de los docentes es muy necesaria. A veces opinar desde un despacho es fácil. Me gustaría ver a cualquier asesor o experto en mi clase, con 27 niños en muy pocos metros cuadrados, que intente dar clase. Y con esa mascarilla, que la tenemos, sin ventiladores por el plan de contingencia,  y vamos a ver si es tan viable lo que están diciendo o no.

-Veintisiete niños, ¿en cuántos metros cuadrados?

-No lo quiero ni decir. Yo no solo soy la directora del centro, soy la responsable de la salud  de más de doscientas familias que están en mi cole. Nos dicen que podemos utilizar los espacios libres. Es maravilloso. Pero los espacios libres en Fuerteventura ni siquiera están techados, ¿qué hacemos cuando hace mucho sol o empiece a llover? Echamos en falta los docentes que nos llamen, que nos pregunten cómo estamos. La comunicación no está. Sí tengo que decir que los inspectores se están dejando la piel sobre todo en el control de entradas y salidas, eso sí. Creo que falta una mesa redonda, que todo el mundo hable.

-Su centro se distingue por la relevancia que dan a la educación en gestión emocional, ¿es la clave de su éxito?

-Cada vez son más los centros que lo incorporan. Nosotros damos muchísima importancia a la resolución de conflictos, a cómo se sienten los alumnos, cómo gestionan un problema. Está claro que si los educamos de niños luego vamos a tener unos adultos sanos, mentalmente hablando, y equilibrados. Lo incluimos dentro de cada una de las asignaturas del centro. Cuidar a los animales, cuidar a nuestros mayores e, incluso, si hay un conflicto le damos la importancia que tiene. No le decimos: dense un abrazo, y cada uno a jugar por su lado. Esto no lo hacemos. Anotamos  qué conflicto fue, enseñamos la figura del mediador, a tomar la palabra. Que cada uno se exprese siempre respetando al otro.

 

“No cabe en mi cabeza que una cárcel esté mejor preparada y equipada que un colegio”