Si allí está siendo así, ¡no veas cómo será aquí!
Allí lo han hecho. En Estados Unidos, aún gobernando su enemigo más acérrimo y por tanto no teniendo facilidad para bastardear nada menos que las elecciones presidenciales, los progres lo han hecho. A los globalistas, término eufemístico cuyo significado es progre, les ha dado igual que esté Trump y han urdido la misma trama que urdieron en Venezuela para aupar y sostener al chavismo; la misma que en Bolivia, Argentina, Filipinas, El Salvador y las últimas de España; la misma, en definitiva, que ha procesado más de 3.700 millones de votos en elecciones por todo el mundo durante los últimos tres lustros. Claro está, que en este caso la trama ha intentado quitar al ganador, no perpetuar al perdedor. Cuando hablo de trama hablo de un sofisticado cóctel cuyos componentes son tan secretos como los de Coca Cola en cuanto a sus dosis, no en cuanto a su presencia, cuales son: Smartmatic, Dominion Voting System, Suite 5.5, Indra Sistemas, SCYTL, el vicealmirante Neffenger, Malloch-Brown y, como no, George Soros. Por cierto, Soros es el especulador sin escrúpulos que amasa su fortuna sembrando miseria; el que quebró el Banco de Inglaterra sumiendo a millones de británicos en una gravísima recesión, con la derivada pobreza y violencia masiva, para ganar en 24 horas mil millones de dólares del año 1992. Este miserable usurero es el que maneja al títere de Pedro Sánchez, no en vano fue con quien el presidente de España primero se reunió tras la moción de censura fake hecha al pusilánime de Rajoy. Sí, es el magnate que financia los chiringuitos del nuevo orden mundial, el Planned Parenthood, las redes feminazis, las ONGs tapaderas de la invasión musulmana a Europa, el separatismo catalán y cualquier iniciativa desestabilizadora que se precie.
Los globalistas o progres, a partir de aquí usaré indistintamente cualquiera de ambos términos, del siglo XXI son mucho más sofisticados que los que dieron el pucherazo en España en febrero de 1936, pero tanto aquellos como estos coinciden en la misma intención golpista, el mismo afán de manipulación, igual intención de robo e idéntico objetivo de subvertir el verdadero resultado electoral para imponer siempre fórmulas socialistas, promover degradación económica y moral, buscar caos y pobreza así como debilitar las conciencias y anular las ambiciones para así, controlar las voluntades y dirigir sin resistencia masas apesebradas. Y los progres piden pruebas. Meter el dedo en la llaga exigen los buenistas anti Trump, es decir, los pro tongo de toda la vida. ¿Pruebas? Toma pruebas: Here Is The Evidence
Reconozco estar muy satisfecho de lo hasta ahora escrito en este artículo, habida cuenta de lo poco que se habla de la verdad en este universo mediático en el que estamos inmersos, sobre todo en España, y más que nada porque en España ya estamos más cerca de la dictadura que de la democracia. Cosas del gobierno socialista comunista y de su masiva compra de información adoctrinadora, con dinero público. Me defino en cuanto a esta primera parte: Donald Trump ha obtenido muchos más millones de votos que el progre, va a demostrar en sede judicial el fraude e intento de golpe de estado, va a estar otros cuatro años gobernando y alguno que otro entrará en la trena. El mundo saldrá ganando porque con él los EEUU no entran en conflictos bélicos, el Tío Sam no lanza misiles, los soldados yankees se retiran de las antiguas zonas de guerra heredadas, promueve equilibrios económicos justos, logra acuerdos entre eternos rivales y quienes tenemos sentido del humor nos lo pasamos de maravilla, que no es poco.
Tiemblo al pensar qué va a pasar en España cuando toquen elecciones. Pero, también tiemblo al pensar qué pasó en las últimas, dado que del 1.200.000 votos por correo, el 65% lo consiguió el PSOE, cuando el porcentaje final con que ganó fue del 28%. Como dicen en los polígonos, “un arreglo que te cagas”. Claro, que la explicación pasa por la introducción de un conveniente algoritmo en el código fuente que alteró la secuencia de instrucciones. No es ciencia ficción, es matemática pura que mostró una serie de “casualidades” imposibles de que ocurrieran al azar. Otro hecho tremendo es constatar que, por demografía, en las últimas elecciones de España hubo 2.200.000 votos más que en 2016; ¡A la derecha sólo fueron 42.000! Por supuesto, la trama que intervino en el proceso español es la misma que la que ha intervenido en EEUU. Porque, si con el perfil de Trump de presidente, los globalistas lo han intentado en los EEUU, ¿qué no intentarán en España esos mismos globalistas alentados con el perfil de quienes tenemos en el actual gobierno? Lejos de la democrática cruzada emprendida por Trump, aquí habrá un colaboracionismo perpetuador. España está dirigida por el anticristo de la democracia y está gobernada por quienes pretenden reventar el orden constitucional. ¿Acaso alguien en su sano juicio duda de que el actual gobierno progre de España intentará exactamente lo mismo que ha intentado la oposición globalista en los EEUU? Nos gobiernan los herederos del pucherazo de 1936, los anti Trump, los que no tolerarán jamás dejar el poder. Largo Caballero, presidente del PSOE, afirmaba públicamente la intención del PSOE de derogar la democracia para implementar por la fuerza una dictadura como la de Stalin en la URSS. Pues eso.