Ertes o el arte de la improvisación
A día 30 de septiembre de 2020, fecha en la que expiraban las actuales prestaciones por ERTES, se publica el Real Decreto Ley 30/2020, que viene a prorrogar los ERTES hasta el 31 de enero de 2021. No se podía dar más tensión a miles de personas cuyas economías dependen, única y exclusivamente de estos ingresos.
Pero más allá de este malestar e incertidumbre, que a buen seguro, a más de uno casi le cuesta la salud, no se puede entender cómo el Gobierno del PSOE, espera al final (y porque no cuentan los segundos que si no hubiesen apurado hasta el último) para intentar lograr un acuerdo. Desde el principal partido de la oposición, hasta otros cuantos, llevan mucho tiempo pidiendo la ampliación de los ERTES, para paliar los efectos de esta crisis que parece no tener fin, sin embargo, el ministerio no parecía tener prisa en solventar el problema. Eso sí, son unos artistas de la improvisación, ahora vamos a reducir la prestación al 50%, ahora lo dejamos en el 70%, como estaba, ahora vamos a descontar paro, bueno ahora mejor no. Y el problema no es que sean puntos que han de tocarse en toda negociación, el problema mayúsculo, es que todos esos globos sonda, trascienden a la población y crean un profundo malestar y desinformación entre la población que depende de esos ingresos, así como de los propios empresarios que, ni siquiera, a día de hoy sabían si podían seguir acogiéndose al ERTE o no, según su sector de actividad.
Pero más allá de escenificar el acuerdo, y hacerse la foto, lo que parece que olvidamos es que los políticos son elegidos para gestionar, y eso es precisamente lo que parece que se empeñan en obviar de forma sistemática.
Y para muestra, un botón, como se suele decir: leyendo el articulado del Real Decreto Ley 30/2020, que repito por si algún de nuestros lectores quiere deleitarse con su texto, vemos cosas que pueden traer cola, como por ejemplo, que antes del 20 de octubre, todas las empresas que pretendan prorrogar las prestaciones por erte de sus empleados, han de realizar una nueva solicitud al organismo encargado de la gestión de las prestaciones el SEPE (Art. 8.2). Lo que implica que para empezar, todas las empresas, así como sus asesores han de realizar de nuevo toda la labor que realizaron en marzo, volvemos al punto de partida. Y se da la circunstancia, de que el paro, por desgracia, ha subido de manera exponencial en los últimos meses y, por tanto, hay que aprobar miles de prestaciones por desempleo, lo que coloquialmente se conoce como paro, así como subsidios y ayudas, y además, en un corto plazo de tiempo, han de volverse a mecanizar todos los ertes, trabajo que deberá realizar una plantilla extenuada, saturada, que trabaja sin descanso, pero que no puede abarcar tal volumen de solicitudes.
Veremos cómo resulta, y confiemos en el buen hacer de los funcionarios, ya que de lo contrario, con tanta improvisación por parte del gobierno central, podríamos volver a vernos en el más absoluto caos a la hora del ingreso de las nóminas. Y todo ello, por falta de previsión, de planificación, en definitiva de gestión, que es lo que no saben, o no quieren hacer desde el ejecutivo de Sánchez. Y reconozco que me encantaría que alguien me diese una explicación mejor a por qué seguimos enfrentándonos a tan magno desastre en la gestión de prestaciones, así como su otro gran proyecto estrella el Ingreso Mínimo Vital, que a día de hoy es un quimera sin resolver y que deja en la estacada a miles de ciudadanos que contaban con esos ingresos que parece nunca llegarán.
Y todo esto no hace más que alentar la frase que ronda por la cabeza de todos y que más se escucha “claro cómo van a prorrogar los ERTES si no hay dinero, de dónde lo van a sacar...”.