Aguas canarias y petróleo marroquí, dos cosas distintas
Con el barril por las nubes, las potenciales extracciones de petróleo sirven a las compañías para captar inversores y mejorar su cotización en bolsa. Así ocurre en las aguas cercanas a Canarias, cada vez que aparece desde el otro lado una nueva autorización. Pero los medios debemos diferenciar entre acuerdo, licencia, prospección o sondeo. No es lo mismo, y que se sepa, extracciones hasta ahora no ha habido ninguna. El petróleo marroquí vuelve a la palestra en la nueva normalidad entre Rabat y Moncloa, un contexto que vale la pena analizar
En torno a la polémica que, una vez más, ha saltado a la primera plana en relación a los proyectos petrolíferos de Marruecos cerca de Canarias, se han dicho muchas cosas en unos pocos días. Se repite la alusión a las aguas canarias, se cuestionan esas autorizaciones mediante la palabra "soberanía", y aparecen argumentos asociados con el peligro que suponen, como la escasa distancia con las islas, o también de naturaleza ambiental.
Este anuncio se produce apenas semanas después del acercamiento del Gobierno de España con Marruecos. La famosa carta de Pedro Sánchez, apoyando el plan de autonomía para el Sáhara Occidental bajo soberanía marroquí, fue matizada después por el propio presidente. Habló de "defender los intereses de España", de "normalizar las relaciones", y de buscar una solución "seria y realista". Y también aclaró que la resolución al conflicto se produciría al amparo de una negociación "mutuamente aceptable" en el marco de Naciones Unidas. El presidente se fue para allá, y se hizo la foto con Mohamed VI.
Esta nueva posición, unilateral, corre de arriba para abajo a modo de argumentarlo. De repente, en el PSOE todo el mundo opina igual que el presidente, cuando Sánchez, que se sepa, no ha debatido al respecto dentro de su partido. La nueva posición supone un giro sobre el histórico apoyo de España a la celebración de un referéndum con participación del pueblo saharaui para resolver la soberanía en la antigua colonia española.
Ahora se cuestiona si los planes petrolíferos de Marruecos suponen un agravio dentro de esa normalización en las relaciones con España, y sólo caben tres alternativas. Una es que, efectivamente, las autorizaciones de Marruecos contravienen la nueva amistad, otra es que Sánchez y el rey Mohamed se pusieron de acuerdo, y la tercera es que no tiene nada que ver una cosa con la otra.
No está del todo claro, pues el anuncio de las últimas prospecciones no provino de Rabat, sino de una empresa concesionaria para buscar petróleo en las costas de Marruecos. Pero también es cierto que la oficina marroquí encargada de gestionar las explotaciones mineras ofreció un balance de resultados pocos días atrás.
Con respecto al último anuncio, el holding británico Europa Oil & Gas informó sobre una potencial extracción de 1.000 millones de barriles de crudo en la parcela marítima Inezgane Offshore, frente a las costas de Agadir, a 100 kilómetros de Canarias, y busca inversores para explotar el yacimiento.
Repsol ya hizo un anuncio similar antes de ser autorizado por el Gobierno de España a sondear petróleo en aguas de Canarias, cuando en el año 2012, habló de un potencial extractivo de 100.000 barriles diarios. Los sondeos se realizaron en 2014, y en 2015 la compañía desistió de la extracción, alegando que el petróleo y el gas encontrado no era explotable por su baja calidad y cantidad.
En aquel entonces se especuló con que podría no ser así, con que los elementos encontrados podrían no ser explotables en ese momento, pero sí en un contexto de mayores precios del petróleo, como el actual. Aunque tampoco se ha sabido nada más.
El presidente canario, Ángel Víctor Torres, se pronunció al respecto de las autorizaciones a Europa Oil, señalando que, aun rechazando las prospecciones, la autorización no se produce en aguas canarias ni saharauis. Y tiene razón en esto. Pero tampoco es la primera vez que se anuncian prospecciones en el lado marroquí de la mediana.
En 2019, fue la petrolera italiana Eni (Ente Nazionale Idrocarburi) la que anunció un acuerdo de operaciones con Marruecos para explorar la parcela Tarfaya Offshore Shallow, asociándose dos años después con Qatar Petroleum en una eventual exploración del yacimiento. También en 2019, Europa Oil & Gas daba la bienvenida en Twitter a Hunt Oil ("qué bueno tenerlos de vecinos"), tras firmar esta una licencia con Marruecos para explorar una parcela contigua, Mogador Offshore.
En 2021, la Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas de Marruecos (ONHYM) público el acuerdo con la empresa israelí Ratio Petroleum Partnership para la exploración de potenciales bolsas de petróleo y gas en el bloque oceánico denominado Dajla Atlantique, esta vez sí, abarcando aguas del Sáhara Occidental al sur de Canarias.
Se supo que prospectaron Kosmos y Capricorn en el lado marroquí en los años 2014 y 2015, así como otras muchas compañías y autorizaciones han salido a la luz desde que el tema saltó a la opinión pública con las autorizaciones a Repsol. Y tantas otras en las que no habremos reparado, porque Marruecos, a través de su Oficina Nacional, concede continuamente autorizaciones, publica cada año un informe anual con todas las operaciones y sus avances, y expone en su web un mapa con los cientos de parcelas en que ha dividido su parte de la mediana.
Asimismo, las compañías petroleras se valen de estos anuncios para buscar inversores, y por qué no, mejorar su cotización en bolsa, anunciando potenciales extracciones con millonarios beneficios, ahora más atractivas que nunca con el barril de petróleo por las nubes. Pero lo cierto es que la mayor parte de las veces, los medios de comunicación no diferenciamos entre acuerdos, autorizaciones, prospecciones, o sondeos.
Porque no es lo mismo una concesión (anunciar una licencia o un acuerdo) que prospectar una zona (el método es por impulsos acústicos), ni tampoco hacer un sondeo (el cual sí implica perforar el subsuelo marino) es igual que explotar un pozo, lo cual sería la fase final de extracción del recurso, algo que hasta ahora no han hecho ni España ni Marruecos.
Tampoco el peligro es el mismo si el sondeo se produce en aguas someras, es decir, a menos de 400 metros de profundidad, o en aguas profundas, porque las profundidades entre la superficie y el lecho marino en las aguas del entorno de Canarias pueden superar los 3.000 metros
Según informó Efe este 20 de abril, la ONHYM, en su último recopilatorio de resultados, habría comunicado la exploración de 40 pozos, siete de ellos en el mar, de los cuales tres serían en aguas poco profundas, y de ellos dos con presencia de petróleo, uno cerca de Tarfaya, y otro cerca de Ifni. También recoge la agencia otros cuatro pozos perforados en aguas profundas, tres de ellos con indicios de petróleo y gas, aunque sin especificar dónde.
La concesión a la israelí Ratio Petroleum sí podría alcanzar altas profundidades, como explica la propia compañía en su web, con el peligro que ello supone. Ya en su día los movimientos ecologistas protestaron al respecto.
El paralelismo con las famosas autorizaciones españolas a Repsol, es inevitable. Lo cierto es que España tampoco preguntó a Marruecos cuando autorizó los sondeos, y ellos hacen lo mismo en las aguas de su competencia, y también en las que no lo son, pero no por afectar a Canarias, sino por hacerlo frente a las costas del Sáhara.
Las autorizaciones marroquís son todas en su lado de la mediana, y si se producen cerca de Canarias, es por una sencilla cuestión geográfica. Compartimos un espacio marítimo -Gran Tarajal está a apenas 100 kilómetros de Tafalla- y por lo tanto todas las concesiones nos afectan, porque están en nuestro entorno.
Pero es importante diferenciar si una eventual explotación petrolera marítima cercana a Canarias, que hasta ahora no se conoce ninguna, se produce en aguas someras o profundas, porque de ello depende su nivel de peligrosidad, según los expertos, y también determinar en qué zona, porque podría debatirse a quién corresponde la soberanía de las aguas, otro tema que daría para un libro entero.
Ahora, las voces más maliciosas se preguntan por qué los canarios nos manifestamos contra las operaciones de Repsol y no contra las de Marruecos. Pero es que no es lo mismo, cuando las autorizaciones dependen de un gobierno que nos representa, como ocurrió bajo el mandato del ministro popular José Manuel Soria y el presidente Rajoy, que cuando lo hace otro estado. Si nos manifestáramos ahora, tampoco sería contra Marruecos, porque el único gobierno sobre el que tenemos opción de influir, es el español, el nuestro.
Tanto Marruecos como España manejan este tinglado de concesiones petrolíferas desde el poder ejecutivo. El último acercamiento fue de rey a presidente, y en el caso del nuestro, Pedro Sánchez, sin contar con su partido, sin escuchar al Parlamento, ni por supuesto preguntar a los ciudadanos, ni canarios ni peninsulares.
Y tendríamos motivos de sobra para manifestarnos. Porque el historial de decisiones unilaterales y desplantes por parte de Marruecos es una constante: en materia de inmigración, con la apertura de la valla de Melilla, negociando acuerdos de pesca directamente con Europa -luego declarados ilegales por afectar a las aguas del Sáhara-, o declarando el parlamento marroquí que las aguas canarias son suyas.
La diferencia en cuanto a relaciones internacionales entre ambos estados es patente. Mientras Marruecos cuenta con el favor de Francia y Estados Unidos en la ONU, y pasa por encima de España a nivel de la Unión Europea, por ejemplo en la negociación de acuerdos agrícolas, el gobierno español no parece avanzar ni un milímetro en cuestiones internacionales. Y no es una crítica a un partido, porque ha venido siendo así independientemente del gobierno nacional de turno.
Ahora parece que la Comunidad Autónoma Canaria estará presente en esa mesa de trabajo con Marruecos, y que esto será crucial en la delimitación de las aguas españolas en el entorno del archipiélago. Veremos si es así, o no.
Lo que está claro, es que nuestros vecinos tienen un proyecto que no esconden en absoluto, ese Gran Marruecos que comprende su territorio actual, más la incorporación del Sáhara Occidental, Ceuta y Melilla, una parte de Argelia, Mauritania entera, y por supuesto las Islas Canarias. La diferencia es que Rabat tiene un plan, y trabaja a largo plazo.