La, políticamente hablando, multiusos popular
Vaya por delante mi enhorabuena a la alcaldesa, Parlamentaria, presidenta del partido, representante de la capital en la Autoridad Portuaria, miembra de comisiones parlamentarias en el muy honorable Parlamento de Canarias y ahora, miembra de la Ejecutiva Nacional del Partido Popular.
Es incuestionable el curriculum vitae político que atesora a sus pocos más de cuarenta y tantos años. Para los que nunca tendremos ni siquiera el carguito de llevador de cafeses a los jefes del partido, la acumulación de medallas de la Alcaldesa no deja de abrumarnos sobremanera. Me recuerda a los generales americanos de la segunda guerra mundial que se tenían que reforzar las solapas de las guerreras para soportar el peso de las condecoraciones. Menos mal que, en este caso, la acumulación de meritos no se traduce en insignias sino en cosas mucho más rentables pecuniariamente hablando.
Creo firmemente que compartir mesa y mantel al lado de personajes a los que, presuntamente, les han regalado carreras, másteres, que son campeones del mundo de lanzamiento de huesos de aceitunas, que les han domiciliado ad hoc para poder estar en el Senado ya que en su tierra de origen no le voto ni el Tato, estar en este círculo de pensadores tan cualificado debe ser una experiencia altamente enriquecedora. Lástima que por mis incapacidades y limitaciones nunca podre llegar al Olimpo de la excelencia intelectual patria.
Por eso, vaya por delante mi reconocimiento a los meritos contraídos por la susodicha, en una plaza tan complicada como la conejera, donde para llegar tan alto ha tenido que lidiar con auténticos monstruos de la política insular.
Ahora bien, una vez concluidos los parabienes vamos con lo que, como ciudadano, me importa.
Siempre y esto no es nuevo, he estado en contra de la acumulación de cargos o puestos políticos de una sola persona. Me da igual que sea la Alcaldesa la que compagine su responsabilidad al frente del Ayuntamiento de Arrecife con los viajecitos a pisar la moqueta del Parlamento Canario o los charcos de la Autoridad Portuaria, como que le toque a la Presidenta del Cabildo hacer prácticamente lo mismo, o al alcalde de Teguise. No voy a diferenciar por partidos ya que para mí, todos cometen el mismo pecado y por la misma razón.
Cuando en una democracia como la nuestra, un político o política ostenta dos o más cargos, es, a mi juicio, fundamentalmente por tres razones.
La primera es que en su partido no hay gente cualificada para cada cargo, es decir, que en CC solamente el Alcalde de Teguise está lo suficientemente cualificado para defender los intereses insulares en el Parlamento bajo el prisma nacionalista, la Alcaldesa de Arrecife es la única miembra del PP capaz de sostener los postulados populares en el mencionado Parlamento y en el PSOE insular no hay nadie más cualificado ni preparado que la Presidenta del Cabildo para pasar el aspirador a la moqueta del Parlamento y sus instalaciones aledañas.
Personalmente creo que esto no es así y que esta razón es la menos factible de las tres.
La segunda razón es fruto de las ansias de poder, notoriedad y la ambición desmedida de los que cuelgan en sus despachos el cartel de “NO ME CABE MAS”.
Soy consciente que el ser humano, por defecto, tiene en su ADN alguna de estas células que nos convierten en polifacéticos funcionales.
Pero también considero que ante la ambición desmedida esta la humildad. No es por fastidiar a nadie, pero un o una ambiciosa sin medida puede tener de todo menos la virtud de la humildad. Son dos términos que se conjugan de forma completamente diferente, siendo imposible ser las dos cosas a la vez.
Y la tercera razón, posiblemente la que podría tener mayor veracidad, seria la económica. Cada puesto lleva adosados sus eurillos. Se cobra del Ayuntamiento, del Cabildo, de la Autoridad Portuaria, de las comisiones a las que se pertenezca en el Parlamento, las dietas por desplazamientos y otros caídos que puedan surgir como imprevistos.
Vamos que tener varios cargos públicos, rentable, lo que se dice rentable, lo es y mucho.
Que quede claro, por si a alguno se le cruza el cable o no entiende mi lenguaje, que no estoy acusando a nadie de nada, puesto que todos los cargos que ocupan y los emolumentos que cobran son legales y muy bien ganados en la mayoría de los casos, que no en todos y que esto que escribo es simplemente una expresión de libertad literaria, basada seguramente en la envidia que me corroe viendo como este es un país donde los más cualificados son mandados por muchos cuyas dotes para mandar y su cualificación neuronal deja mucho que desear.
Creo firmemente que tanto Arrecife como el Cabildo son dos instituciones lo suficientemente importantes como para dedicarlas el 200% del tiempo, sin distracciones. El trabajo para sacar adelante esta isla es tan ingente que me parece indecente que las máximas responsables de las dos instituciones más importantes de Lanzarote, sean capaces de perder el tiempo en una institución como el Parlamento, que podría estar perfectamente representado o representada por algún otro miembro o miembra de los dos partidos.
Así que ahora si además de desgobernar Arrecife abriendo vías en un solo doble sentido, pintando pasos de cebra en tres dimensiones, sin cerrar el Plan General por los impedimentos de sus socios, tiene que desplazarse con cierta frecuencia a la Capital del Reino a reírle las gracias a los Casados, Egeas, Marotos y Cía., el desastre de gestión en la capital de la Isla puede ser digno de incluirlo, el desastre que no ella, en los anuarios de la historia política de Lanzarote.
Nunca los dichos “Quien mucho abarca poco aprieta” o “aprendiz de mucho maestro de nada”, tuvieron tanto sentido y fundamento.
Pero bueno, todo tampoco va a ser malo, que a estos personajes que duplican, triplican o cuadruplican cargos, los ha puesto el ciudadano, que sabio es un rato y yo, muy posiblemente, este profundamente equivocado en mis planteamientos.
En definitiva y para concluir con una sonrisa en la boca, ENHORABUENA POR LA DICHA.
Por Eduardo Álvarez.