Dicen los lectores
Dicen los lectores que cuando escribo en serio, pierdo mucho. Vale. Pues Karmele Marchante ha tenido un accidente. Un tipo que iba hablando por el móvil la ha atropellado en un paso de peatones. ¿Es gracioso? No. ¿Es noticia? Tampoco. Kiko Matamoros se ha cambiado la cara. Se parece ahora al jovencito Frankenstein. ¿Es noticia? No. ¿Es gracioso? Tampoco. En España, y a falta de cosas serias, la prensa del corazón se ha adueñado del país. Es Vasile el hombre que nos ha conquistado. Hay un filón con lo del rey emérito, que va a tener que dejar La Zarzuela más pronto que tarde, creo que antes de que se aprueben los presupuestos de 2021. ¿Dónde irá el rey emérito? Unos dicen que a Sanjenjo (Galicia). Otros que al extranjero. ¿Es gracioso? No. ¿Es noticia? Sí. ¿Es el principio del final de la monarquía? ¿Usted lo sabe? Yo tampoco. Cuenta Vilallonga en sus memorias -ya citadas aquí- que en cierta ocasión vio, con pavor, cómo no le alcanzaba el dinero para pagar su cena con una dama en Maxim´s. Como el encargado, Albert, era amigo suyo, le preguntó que si podía “dejar” allí la factura, a lo que Albert accedió. Años después, Vilallonga volvió a París y quiso abonar la factura pendiente. Fue a Maxim´s y pidió la cuenta. La buscaron, parece, pero al rato vino Albert a su mesa y le dijo: “No encontramos su cuenta, señor Vilallonga. Debe haberse muerto de vieja”. Era una forma elegante de perdonarle la deuda al escritor y Grande de España, que lo agradeció, porque siempre se agradece que una cuenta pendiente se muera de vieja. Mi primer crédito, hace 36 años, se lo pedí al Santander: 500.000 pesetas. El jefe de riesgos, sin firmar un papel, me dijo: “Dispón”. Y dispuse. Desde esa fecha he estado siempre atrapado por los bancos, pero ninguna de mis cuentas se murió de vieja.
Publicado en Diario de Avisos