Espabila nini
El Gobierno de España publicó esta última semana las variables educativas de la Encuesta de Población Activa 2020 con resultados que podemos consultar en la web del Ministerio de Educación y Formación Profesional, aunque plato de segunda mesa en la mayoría de medios de comunicación, cuando los datos y el análisis alcanzaron a tener siquiera la categoría de plato, porque en algunos no llegó ni a merienda y otros optaron directamente por el ayuno. Como reza en la canción ‘Periódico de Ayer’, del compositor Tite Curet Alonso, Sensacional cuando salió en la madrugada, a mediodía ya noticia confirmada, y en la tarde materia olvidada...
El porcentaje de jóvenes, de 15 a 29 años, que ni estudian ni trabajan, los conocidos ninis, subió en 2,4 puntos con respecto a 2019, alcanzando el 17,3 por ciento de la población en la franja de edad de referencia.
Otro dato, y prometo que apenas los vuelvo a martirizar con más cifras: el abandono temprano de la educación y formación en Canarias se situó en el 18,2 por ciento para la población de 18 a 24 años, chicos y chicas que no han completado (todavía pueden hacerlo) el nivel de educación secundaria y no siguen ningún tipo de educación – formación.
La pandemia ha destruido el empleo en el turismo y en casi todos los sectores productivos, así que es entendible el aumento de ninis, en su apartado de ‘ni trabaja’, pero menos entendible, y preocupante si pensamos en la era post covid, la subida en el capítulo ‘ni estudia’, sobre todo en la educación pública en nivel de secundaria, el escalón precedente a los estudios universitarios o cualquier otro grado de formación técnica o profesional.
No es descubrir el agua tibia, pero sí una inquietud a tener en cuenta si aspiramos a crecer como sociedad competitiva. Ya mucho antes de que el covid-19 estuviera en nuestras vidas, en 2013, el porcentaje de ninis en España registraba una incidencia del 22,5 por ciento. La estadística negativa ha descendido sin que ello suponga que tengamos que irnos de fiesta.
En los albores de este siglo XXI, en aquellos años maravillosos de pleno empleo y riqueza económica, la meta de muchos jóvenes residentes en Lanzarote era la de estudiar en la autoescuela para aprobar los exámenes teórico y práctico y ostentar el permiso de conducir. Luego el mercado daba todo tipo de facilidades para adquirir vehículo.
Era notorio que en la abundancia de trabajo, y muy bien pago, en actividades como la construcción y la hostelería, muchos jóvenes se decantaban por la vía rápida de tener “pasta”, comprar vehículo y divertirse. Jóvenes que han alcanzado la madurez y les costará ahora encontrar trabajo dentro y fuera de España por su escasa formación o insuficiente desarrollo de sus habilidades, desechando incluso la alternativa de preparación por cuenta propia fuera de la educación reglada. Había dinero de sobra para invertir en formación pero la subsistencia estaba al alcance sin el esfuerzo de estudiar.
El confinamiento abrió el año pasado un abanico de posibilidades para hacer cursos online gratuitos sobre distintas temáticas, áreas, profesiones y oficios, oportunidades de enseñanza que siguen propensas a la participación. La red se plagó de interesantes ofertas formativas, conferencias y coloquios organizados y moderados por entidades y profesionales cualificados que se animaron a proponer espacios virtuales de enseñanza y debate con requisito único: ganas de participar.
La ventaja de la autopista del saber es que no hay límites de velocidad y el permiso para transitar por ella deja de ser un plástico con una foto y pasa a ser la suma de voluntad + perseverancia + ambición. Otra opción para quitarse el traje de nini, es agotar los años de juventud, no estudiar y trabajar, cuando se pueda, es decir, convertirse en un nini al 50 por ciento. Disculpas, porque prometí que no iba a fastidiar con más porcentajes.