EDUARDO FRANQUIZ, PORTAVOZ DE LA ASOCIACIÓN DE DEFENSA DE LA PALMERA CANARIA

"El palmeral majorero está seriamente amenazado por las plagas y la mala gestión"

Palmeral de Ajuy, deshidratado y en fase de desaparición de ejemplares centenarios (JF Olivares).

La palmera canaria (phoenix canariensis) se encuentra en una situación que el consultor medioambiental y miembro de la Asociación para la Defensa de la Palmera Canaria Tajalague, Eduardo Franquiz, considera como "bastante dramática" en Fuerteventura. Las plagas y la mala gestión son las principales amenazas de esta especia surgida en Fuerteventura, y exportada por todo el mundo como planta ornamental

Eduardo Franquiz, consultor medioambiental y agricultor orgánico, ofrecerá este sábado, día 7 de mayo, una conferencia para explicar el estado del palmeral canario en Fuerteventura (Centro de Arte Juan Ismael, 11:30 horas), con el objetivo de dar a conocer una situación que califica de "bastante dramática".

El objetivo de la ponencia es "hacer un repaso general de la importancia que tiene la palmera canaria (phoenix canariensis) sobre todo en Fuerteventura". Porque la especie "nació en Fuerteventura, y llegó a extenderse como planta ornamental a nivel mundial. De hecho, es considerada internacionalmente como la palmera ornamental más importante. Es la reina de las palmeras", aunque lamenta, "en Canarias no se le da el reconocimiento que tiene".

Eduardo Franquiz se remonta a finales del siglo XVIII y principios del XIX, momento en que se llevó la palmera canaria al Jardín Botánico de Noruega, donde mismo murió su último ejemplar en el año 2000. Pero gracias a esto, "allí surgió la primera catalogación como phoenix canariensis.  A partir de ahí, por su elegancia, y con el desarrollo de la industria turística al sur de Europa, se puso de moda, y se comenzó a exportar a Estados Unidos, África, Japón, y el resto de Europa". 

Eduardo Franquiz, consultor medioambiental y agricultor orgánico.

Estudiando la especie, han llegado a la conclusión de que surgió en Fuerteventura. "Creemos que la palmera datilífera africana dio origen a la palmera canaria. Llegó la semilla hasta aquí, y las condiciones bioclimáticas de Fuerteventura dieron lugar a una nueva especie. Fuerteventura fue un gran palmeral, a los pies del macizo de Betancuria. Todo eso era un bosque termófilo y de laurisilva, que mantenían hidratados los valles inferiores. El Valle de Santa Inés, Antigua, TIscamanita, Toto, Pájara, Agua de Bueyes... Todo eso era un gran palmeral, que ha ido desapareciendo".

Actualmente, asegura Franquiz, "donde único se conserva es en el Barranco de Las Peñitas, que fue donde surgió la especie". Sin embargo, "ahora la población es muy reducida, y hace 70 años que no tiene regeneración natural, que no nacen palmeras allí. Hablamos de palmeras que tienen más de 300 años y de más de 25 metros de altura".

Este técnico de Medioambiente, Agricultura y Jardinería, lleva alertando desde hace décadas sobre los peligros que afectan a la especie, desde la Asociación para la Defensa de la Palmera Canaria Tajalague. Según adelantó, en su ponencia "veremos cómo se están extendiendo las amenazas en el medio urbano al medio rural y natural", analizando "los distinto ecosistemas dónde vive la palmera, en el medio natural, el medio rural y el medio urbano, su situación en Fuerteventura en cada uno de estos medios, las amenazas que tiene, tanto de plagas como de enfermedades, las malas prácticas culturales, o los modelos de gestión que se están llevando a cabo". 

En el medio urbano, Eduardo Franquiz considera que "el cultivo en la isla se está llevando de una manera muy poco profesional", en cuestiones como el riego, la poda, o el abono, entre otros. Las empresas de jardinería tienen que estar acreditadas para manipular la vegetación, "pero su formación está muy cuestionada, porque no se les forma en los aspectos biológicos y ecológicos que necesita la planta, sino únicamente en la manipulación estética. Los gestores y manipuladores solo lo ven como como mobiliario urbano, y no como seres vivos. Lo que ven son euros, cómo ganar dinero por tratar cada ejemplar". 

El palmeral majorero, aunque se desconoce el dato exacto, en el medio rural puede estar en torno a los 40.000 ejemplares, y unos 2.000 estarían en el medio natural, que son las que están en espacios naturales protegidos. En el medio urbano se desconoce el número, por lo que "lo primero que habría que hacer es un inventario".

Sobre los problemas que afectan a la especie, en su momento "denunciamos peligros como la hibridación, primero, y segundo la llegada de patógenos. Y se cumplieron los dos. El picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) llegó a controlarse porque se adoptaron medidas en las fases iniciales, y a principios de los años 2000 se prohibió la importación de palmeras hacia Canarias, precisamente por el peligro del picudo rojo". Pero con el picudín, la diocalandra frumenti, "que son primos hermanos, está metida en todos lados, prácticamente en todas las islas. Se detecta en 2018, y eso significa que ya llevaba años. Lo habíamos advertido, nadie nos escuchó, y ahora es imparable".

Palmeral silvestre degradado en Fuerteventura.

Para tratar la plaga de diocalandra, explica, "el Gobierno de Canarias quiere declararla como plaga establecida. Pero nosotros nos negamos a eso, porque en el medio natural todavía no ha llegado. Y son los propios podadores los que están trasladando los patógenos".

Entre las medidas que propone la asociación para solucionar los problemas de la especie, "lo primero es que los gestores políticos y técnicos conozcan las normas, y luego que se respeten y se controlen por los cuerpos policiales. El mejor tratamiento es la prevención, evitar las malas prácticas culturales, y que haya una acreditación especial y limitada, para la gente que trabaja en el medio rural y natural".

Esta gestión le corresponde al Cabildo, indica, y es por ello que "llevamos hablando desde el mes de diciembre con la Consejería de Medio Ambiente y con la consejera". Afortunadamente, "ya han visto que es un problema", señaló. Entre asociación y administración, el objetivo es desarrollar un programa de medidas "de diagnóstico, catálogo de palmerales monumentales que tenemos que cuidar, empezar a regenerar el suelo que es el sistema digestivo de los bosques, la conservación de los palmerales, y también la formación del manejo de cultivos en el medio urbano". Además, por supuesto, "de la educación medioambiental, para que la población conozca la biodiversidad que tenemos".

La conferencia de Eduardo Franquiz está organizada por el colectivo SOS Malpey, y con la colaboración de la Asociación para la Defensa de la Palmera Canaria Tajalague, Cabildo de  Fuerteventura. Está programada este sábado, día 7 de mayo, a las 11:30 horas en el Centro de Arte Juan Ismael, en Puerto del Rosario.

Cartel de la conferencia sobre la phoenix canariensis programada en el CAJI.