Ha enviado una demoledora carta a Torres en la que exije que haga cumplir los estatutos del PSOE a los que han protagonizado las maniobras de "acoso y descrédito"

Blas Acosta renuncia al puesto de senador y acusa a su partido de crear en su contra una campaña de "filtraciones y falsedades"

Blas Acosta en una imagen de archivo en el Cabildo.

El ex presidente del Cabildo de Fuerteventura y secretario general del Partido Socialista (PSOE) Blas Acosta ha protagonizado este domingo otro episodio polémico dentro de unas semanas en la que por unas cosas u otras está siendo constantemente portada de los medios del Archipiélago. En esta ocasión ha sido al enviar una carta al secretario general de su partido en el Archipiélago, Ángel Víctor Torres, para anunciar su intención de no aspirar al puesto de senador por la Comunidad Autónoma que la Ejecutiva de los socialistas va a anunciar en una reunión este mismo lunes por la tarde. Acosta lo hace consciente de las pocas posibilidades que tenía finalmente para optar al puesto que es evidente ya que va a caer del lado del partido en Tenerife, o bien al también polémico Santiago Pérez o bien en una opción que evite más problemas de los que ya ha habido como es la de la ex consejera Teresa Cruz. 

En su misiva, a la que ha tenido acceso este diario, asegura que nunca "formó parte" de sus aspiraciones ocupar el puesto de senador, aunque admite que optó en el momento en el que le animaron a hacerlo un grupo de compañeros. A continuación la emprende con dureza contra la propia dirección de su partido al afirmar que ha sido objeto de una campaña de desprestigio provocada por "filtraciones y falsedades" en la que se han centrado en los procesos judiciales en los que está inmerso provocando desde el mismo PSOE "un desprecio absoluto a la presunción de inocencia". 

El final de la carta, eso sí, es un claro guiño al secretario general para no terminar de quemar todas las naves que tiene, consciente, porque también se ha filtrado en los mentideros de la política canaria, que su salida de Fuerteventura podría estar vinculada con un puesto dentro del propio Ejecutivo autonómico. 

Carta de Acosta

Estimado compañero;

Por la presente te traslado mi renuncia a cualquier aspiración a ostentar el cargo de Senador en representación de la Comunidad Autónoma de Canarias con el ruego de que traslades esta decisión a la Comisión Ejecutiva Regional, cuanto antes y a los efectos oportunos.

Como bien sabes la posibilidad de ser designado Senador nunca ha formado parte de mis aspiraciones. La propuesta nació como respuesta a un grupo de compañeras y compañeros que me hicieron reflexionar sobre la conveniencia de tal designación, tras las convulsiones sufridas en el Cabildo de Fuerteventura, instándome a ello por el bien del partido y como paso previo a los próximos procesos electorales.

Hubiera entendido que esta propuesta fuese debatida en nuestros órganos. Entendería, incluso, que hubiera sido rechazada con argumentos o por consideraciones de oportunidad política. Lo que me resulta imposible de comprender, y mucho menos aceptar, es que mi legítima candidatura se haya convertido en pasto de filtraciones y falsedades, y se utilice para alimentar un supuesto debate jurídico que pretende anticipar el resultado de los procesos a los que me pueda ver injustamente sometido, con un desprecio absoluto a la presunción de inocencia, y que llega a dar por supuesto que mi pretensión es la de aforarme.

Nada más lejos de la realidad, como tú bien conoces. Mi intención al postularme como candidato pretendía aportar, sumar, contribuir a nuestro proyecto de transformación para Canarias, en ningún caso perjudicar a ningún compañero ni mucho menos al partido en el que vengo militando desde hace 35 años, pero estoy seguro que comprenderás que tampoco puedo consentir verme sometido al escarnio público precisamente por algunos que dicen compartir militancia y valores.

Como secretario general del PSOE en la Isla de Fuerteventura exijo, a ti y a cualquier órgano superior al regional, la misma responsabilidad que me exijo a mí mismo, es decir, que cumplan y hagan cumplir los Estatutos de nuestro centenario partido y no se permitan vetos ni comportamientos o maniobras nada democráticas, sobre todo porque atentan de forma profunda contra la esencia y los principios fundamentales de nuestra organización.

Al consentirse el acoso y el descrédito hacia mi persona por parte de algunos dirigentes, en realidad se está coartando el debate con argumentos entre los compañeros y compañeras, perdemos visión estratégica y no se ofrecen las garantías suficientes al procedimiento, por lo que no me queda más remedio que presentar mi renuncia a ser candidato al Senado. Es esta una muestra de mi lealtad.

No tengas ninguna duda de que mi cabeza y mi corazón están comprometidos con los valores que he defendido durante mis 35 años de militancia en el PSOE, y que en cualquier lugar en donde me encuentre siempre hallarás al hombre que, con orgullo y la cabeza bien alta, ha luchado y defendido estos valores: la libertad, la justicia y la democracia.